sábado, 25 de marzo de 2006

Fuego amigo


Si hay algo más peligroso que la artillería proveniente del enemigo, ése es el fuego amigo. En la Primera Guerra Mundial y en las siguientes, el problema del fuego fratricida se convirtió en una cuestión de primer orden y en una importante fuente de bajas, no hay más que recordar la brevísima guerra del Golfo. En todas las contiendas, las víctimas ocasionadas por el ejército propio o aliados, ya sean debidas a fallos en la identificación, a negligencias o a intencionalidad comprobada o no comprobada, son siempre las más lamentadas.

Nunca antes una mochila había sido objeto de tanto interés y controversia, a excepción hecha de aquella mochila azul a la que cantaba el niño Pedrito Fernández y que le generaba gran inquietud y bajas calificaciones. Dentro de la ofensiva orquestada por algunos medios del país y del propio gobierno, las dudas de Rajoy respecto a los últimos acontecimientos relacionados con el 11-M han sido tachados por el gobierno de "irresponsabilidad sin límites". Para el PSOE y adláteres mejor "non meneallo", no vaya a ser que el contenido de la mochila empiece a apestar al igual que el cadáver de aquel terrorista suicida de hace dos años que, como todos los cadáveres, polvo era y en polvo se convirtió.

En este fuego cruzado ha intervenido, además, un efectivo como Gallardón con su fuego amigo. Un "let it be" apoyado por las páginas de algún que otro medio alfabético que en la última semana ha dado un giro radical a su estrategia para dedicarse también a lanzar fuego propio desde sus páginas. Con amigos así, ¿quién necesita enemigos?

El escritor francés André Gide decía aquello de "cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado". Cabe esperar que no quede todo en una escaramuza más, puesto que no es "irresponsabilidad" del señor Rajoy, sino su auténtica responsabilidad, descubrir mochilas fantasmas y espectros políticos, elefantes blancos o jabalíes rosados que interfieren en el camino de de esta joven democracia que se viene fraguando golpe a golpe, verso a verso. Como líder de la oposición tiene la obligación poner en evidencia cualquier tipo de duda razonable apoyándose en los mecanismos del sistema democrático. No crea el señor Rajoy que por ello se estropeará su buena reputación. Es de esperar que esta vez los maricomplejines no le pasen factura ni resulte herido por las balas que proceden de su propio bando.

¿Qué sabe la mayoría silenciosa, esa que sí existe, aparte de lo que la agitprop viene vociferando mediante las mismas consignas que el día de la jornada de reflexión de la campaña electoral de 2004? En ese sentido apenas ha habido avances y aquel gobierno democráticamente elegido, y por extensión el partido que lo representa y sus simpatizantes, sigue siendo alegremente tachado de "asesino" con el pretexto de aquella guerra ilegal que no guardaba relación directa con los atentados. Como si alguna guerra fuese legal. Pero ya se sabe, Spain is different, y aquí, después de un atentado supuestamente islamista, y a contracorriente de lo ocurrido en EE.UU., Bali o Londres, se cargó contra el gobierno, siendo el partido de la oposición quién más se chapoteó en la sangre vertida para satisfacer sus morbosos deseos de acceder a la poltrona. La cuestión del qui prodest ha venido siendo respondida hasta la saciedad, y hoy, al igual que hace dos años, queda claro que quien se benefició de la masacre no fue sino en primer lugar el PSOE y en segundo una por aquel entonces casi desarticulada ETA, junto con tradicionales y seculares antagonistas de España como Francia y Marruecos, este último ansioso como siempre de recuperar las llaves de su casa. Volvió el PSOE, volvió la corrupción, volvió la etapa oscurantista y volvió la sintonía con la Corona después de los años tirantes con Aznar. Como decía George Sand, lo verdadero es siempre sencillo, pero solemos llegar a ello por el camino más complicado.

A pesar de lo que afirmaba Goebbels, no es cierto que por mucho repetir una mentira ésta se convierta en verdad. Ya les gustaría a muchos. Afortunadamente el ciudadano posee su propio punto de vista y saca sus conclusiones guiado por el pluralismo que la información ofrece y a pesar del sesgo y la parcialidad de la misma. No se conforma con que haya algo de verdad en las consignas del que grita más fuerte y más alto. Que se lo pregunten a Rosa Díez, Fernando Mújica, Gotzone Mora y otros.

Somos muchos los españolitos intoxicadores y conspiranoicos del "queremos saber", al contrario que el submarino Gallardón, que se da por satisfecho y lanza sea por error, negligencia o intencionalidad, proyectiles contra su propio partido que no hacen sino proporcionar munición al enemigo y que no benefician más que a sí mismo. Aún en un frente mediático y con la resaca del botellón político como fondo, en una guerra pocas cosas resultan tan inútiles como sucumbir bajo fuego amigo directo, indirecto u oportuno, como ha ocurrido en ocasiones en que las víctimas han sido la democracia y la verdad. Es por eso que en el PP, contando además con el caso de Piqué en Cataluña, apremia la implementación de algún tipo de sistema o dispositivo con el que identificar nítidamente y sin sombra de sospecha a las fuerzas propias o aliadas. Urge una disciplina de partido clara y contundente antes de que el fuego amigo se convierta en algo tan excesivamente peligroso que haga perder una batalla, que ya se sabe de donde proviene la ganancia de pescadores. ¿Tiene usted fuego, amigo Gallardón?

(Artículo publicado en Minuto Digital y MaggieWorld)

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