miércoles, 18 de abril de 2007

El tipo de la maleta

18 de abril de 2007
Por el Yemitas


Maleta con paraguas. Óleo de J.Valcarcel


El lunes por la tarde, de hace dos semanas, estaba sentado junto a un manojo de baratijas en un banco de Huertas, muy cerca de San Sebastián, como una burla grotesca del ciego Almudena y del resto de pícaros que, en otros tiempos, se apretujaban al calor de los reales a la puerta de la iglesia, según nos cuenta Don Benito en Misericordia.

En lugar del maletón, a su lado había un cartelillo donde pedía la voluntad por la bisutería, seguramente robada.

Dos días antes estuvo del otro lado de Atocha; primero junto a la puerta de la Filmoteca Nacional, frente a unos agentes que, impasibles, le hicieron abrir y vaciar su maleta.

-Me cago en Satanás... Si no me paran los unos me paran los otros...
Bajó después por la calle del Olmo, con el maletón dando bandazos y golpeando el asfalto.

No lo perdimos de vista tras la breve parada en la fábrica de pan, no.
El leve repecho tras cruzar Ave María nos llevó hasta él, cuando trataba de colarse en nuestro estrecho portal con su maletón.

-Soy el cartero, voy a este número, al bis..., le aseguraba a nuestra incrédula vecina por el telefonillo.

La voz dejaba bien claro que, antes de dar con su baulillo en los andenes de Atocha, procedente de Dios sabe dónde, se había preparado para enfrentarse a la rudeza de la calle con vaya usted a saber qué.

Me asomé al ventanillo protector sobre el tejado y lo oí maldiciendo y arrastrando su vida calle abajo, otra vez.

Media hora después trataba de forzar los portales de los primeros números de Santa Isabel.

Varias veces saqué el móvil del bolsillo para avisar a la policía, y otras tantas lo volví a guardar. Además de temor, desconfianza y algo de repulsión, también sentía lástima, una lástima que probablemente él no sentirá cuando la ansiedad le escarbe en lo más blando, como decía el cantante.

Ya avanzada la tarde, cuando volvíamos del nuevo Price, estaba, todavía con su maleta, compartiendo banco con los inquilinos de la plaza de Lavapiés.

No hemos sabido más de él.

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