martes, 17 de junio de 2008

Una cata de ron desde el cielo de Madrid

    En primer lugar, dar las gracias a Alfonso Zorrilla y a Íñigo Aberasturi, de Osborne, por invitarnos como bloggers de espormadrid a este acto de cata de Ron Santa Teresa. Sabemos que las plazas eran escasas y estaban muy solicitadas, pero aún así han conseguido hacernos un hueco. También dar las gracias a María Arcas, una de las organizadoras, que aunque a no conocía el blog, esperamos que a partir de ahora nos incluya en sus favoritos. Casi se me olvidaba, agradecer también sus explicaciones desde el centro de la mesa a esa belleza venezolana llamada Arlene Fioravanti, embajadora de Ron Santa Teresa y verdadero Ángel de la cata.


"Día 17 de junio, en la explanada del estadio Santiago Bernabéu, a las 14:00 horas" Lo teníamos bien apuntado en la agenda y no podíamos perdérnoslo. Como nos habían pedido los organizadores, estuvimos allí con mucha antelación, lo que nos permitió ver a los que subieron en el turno anterior.




La empresa Dinner in the sky había instalado una gran grúa frente al estadio Santiago Bernabéu, que levantaba su brazo más de 50 metros hacia el cielo de Madrid.

Ya estaba todo preparado para que el primer turno se alzara hacia el cielo madrileño. Los 22 comensales, rodeando la mesa y fuertemente abrochados por los cinturones de seguridad, en su mayoría pertenecían a Medios de Comunicación. Pudimos ver a los reporteros de Telemadrid, TVE, EFE, a periodistas como Lidia Lozano, cámaras de televisión y muchos fotógrafos de prensa.

En el centro, los camareros también atados con arneses amarillos... por lo que pudiera pasar.



La subida, al menos desde abajo, parece muy suave y tranquila, y en poco más de un minuto la mesa y sus comensales se encuentran en lo alto de la grúa. Desde abajo se ven insignificantes, como puntos, claro que eso mismo pensarán ellos de nosotros que esperamos abajo, y de los cientos de curiosos que rodean la zona acotada en la explanada frente al Bernabéu.







Tras 45 minutos en las alturas, que seguro que a ellos se les hicieron muy cortos, la mesa y sus comensales descienden, y llega nuestro turno...

pero eso mejor os lo contamos en otra entrada.

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