Los operarios cuentan para estas tareas con 48 plataformas elevadoras y 56 camiones de carga. Los restos vegetales de la poda se trasladan a la planta de compostaje de Migas Calientes. Aquí se transformarán en compost y mulch para su reutilización en zonas verdes. La herramienta base de los trabajos es el inventario informatizado del arbolado madrileño, en el que cada uno de los ejemplares tiene un ‘carné de identidad' en el que se detallan más de 30 parámetros, entre ellos edad, situación geográfica, especie o estado fitosanitario.
Las actuaciones se ejecutan con el máximo respeto a la biología del árbol, adaptando el tipo de poda a la forma, estructura y características de cada especie. Incluyen la eliminación de ramas bajas, chupones y muñones; limpieza de ramas mal formadas o en deficiente estado fitosanitario; acortamiento de ramas con excesivo peso o longitud, que suponen un riesgo de rotura y caída; pinzado de ramas que favorecen la inclinación del árbol, o equilibrado de copa.
Planta de Tratamiento de Residuos Vegetales de Migas Calientes
La Planta de Tratamiento de Residuos Vegetales de Migas Calientes, donde se llevan los restos de la poda para su transformación y posterior reutilización, comenzó a funcionar en noviembre de 1997 y está situada entre el río Manzanares y la M-30, con una superficie de 15.000 metros cuadrados.
Antes, los restos vegetales se apilaban y se dejaban fermentar de forma natural, de forma que, con cierto tiempo, se obtenía un mantillo que se aportaba al suelo mejorando visiblemente la vegetación. La Planta de Migas Calientes permite llevar a cabo dicho proceso, denominado compostaje, de manera controlada y sobre un gran volumen de materia orgánica.
Así, la planta de tratamiento permite seleccionar el material de partida; asegurar que esté presente una gama de microorganismos muy variada y numerosa que cubran todas las fases de la degradación de la materia orgánica, y conseguir, en cada fase, los niveles y valores óptimos de los factores fundamentales que afectan al proceso, como son, temperatura, humedad y oxígeno. El resultado es un producto de buena calidad, es decir, estabilizado, sin patógenos ni semillas, libre de impurezas; de color, olor y aspecto agradable, que no presenta problemas de fitotoxicidad, y que no genera problemas en su almacenamiento ni aplicación.
6 millones de restos vegetales
Ana Botella explicó que en sus instalaciones se tratan, aproximadamente, 6 millones de kilogramos de restos cada año, que se transforman en cerca de 4 millones de kilogramos de compost y mulch para su uso en los parques, jardines y viveros municipales.
"La utilización de la nueva maquinaria de la planta desde 2009 -concluyó la delegada- ha posibilitado una reducción del tiempo necesario para la producción de compost a partir de los restos de poda, así como una mejora en todo el proceso y en la calidad de los productos finales".
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