viernes, 10 de junio de 2011

IX Festival In-Presentable, edición 2011, en la Casa Encendida

Del 10 al 18 de junio




El humor es, entre otras cosas, una herramienta social y cultural productora de nuevas realidades que puede romper nuestras expectativas, transformar la situación en la que nos encontramos, y que nos propone tomar distancia de la realidad y volver a ella posicionándonos activamente. El humor utiliza diferentes códigos, propone comunicación, trabaja entre la realidad y la ficción, entre el acuerdo y la sorpresa, crea cortocircuitos. Es un vehículo que nos acerca a las fronteras, a los límites, que amplía nuestra percepción, nos ayuda a percibir la incongruencia, a desplegar sensibilidades; que puede ser radical y sumergirnos en lo prohibido, en lo políticamente incorrecto, en los tabúes, atacando y liberando los prejuicios. También desarrolla el ingenio y la astucia, utiliza la ocurrencia, le da la vuelta al sentido común, lo rompe, lo pone en evidencia, le pone nombre. Como herramienta, el humor puede ayudar a construir texturas, atmósferas, experiencia, expresión, así como diferentes tipos de representación.

El humor es imperecedero, busca siempre repercusiones, es frágil y eficaz a la vez, ya que necesita de una audacia performativa en la que “el qué”, “el cómo”, “el cuándo” y “el para qué” se interrelacionan produciendo, o no, un impacto. Un impacto que se conseguirá a través de la complicidad o de la divergencia, pero que siempre creará un posicionamiento.

Por estas razones y otras más que descubriremos, el humor se convierte en el tema de esta novena edición de In-Presentable en la que presentamos algunos proyectos en formatos diferentes (películas, conferencias, instalaciones, obras escénicas, performances, acciones) que utilizan el humor como herramienta creativa con finalidades diferentes. A continuación, una pequeña historieta algo filosófica para ir abriendo boca: “Un profesor de Filosofía entra en clase para hacer el examen final a sus alumnos. Poniendo la silla encima de la mesa, les dice: ‘Usando cualquier cosa aplicable que hayan aprendido durante este curso, demuéstrenme que esta silla no existe’.

A continuación, todos los alumnos se ponen a la tarea utilizando sus lápices y gomas de borrar, aventurándose en argumentos para probar que la silla no existe. Pero un alumno, después de escribir rápidamente su respuesta, entrega su examen ante el asombro de sus compañeros. Días después el profesor entrega las notas, y ante la estupefacción de todos, el alumno que realizó su examen en 30 segundos obtiene la mejor calificación. Su respuesta fue: ‘¿Qué silla?’.”

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