Jaime G. Treceño y Roberto Bécares para elmundo.es
Desde hace apenas unos días los conductores de la A-1, carretera de Burgos, han sentido en sus carnes lo mismo que los que a diario recorren la A-2, carretera de Barcelona, o la A-6, carretera de A Coruña. Unos operarios han instalado una caja que a todas luces tiene el aspecto de un radar.
A finales del pasado año, se instalaba en el lateral del kilómetro 15,9 de la A-2, sentido entrada, un medidor de velocidad; más tarde y más adelante una señal azul de grandes dimensiones advirtiendo de la existencia del medidor y, finalmente, se ponía en marcha el aparato que cuando sobrepasas el límite de velocidad, 80 km/hora, dispara un flash para que la foto que obtenga tenga la máxima calidad. No para inmortalizar el momento, sino para identificar con las máximas garantías al infractor para sancionarlo.
Lo mismo ha ocurrido en la A-6, a la altura de Las Rozas, en el kilómetro 18,2. Se trata de un punto en el que se puede alcanzar una gran velocidad y que coincide con la salida de un centro comercial.
«Ni te confirmo ni te desmiento que hayamos instalado un radar en la A-1. Pueden ser simples cámaras de vigilancia o un radar que se pone para probarlo y luego se quita. ¿Usted ha visto el cartel azul anunciando el radar?», pregunta un portavoz de la Dirección General de Tráfico. «Todos los radares que están en funcionamiento que tenemos están en una lista en nuestra página web», precisa.
En ese estadillo no consta la instalación de un nuevo radar en la A-1. Todavía. Hay dos en la A-1 (kms. 22 creciente y 24 decreciente); otros dos en la A-2 (kms. 15 creciente y 15,9 decreciente); tres en la A-3 (kms. 16,3 creciente y 20 y 48,57 decreciente); dos en la A-4 (kms. 12,4 creciente y 13,3 decreciente); uno en la A-5 (km. 12 decreciente); dos en la A-6 (kms. 16,7 creciente y 18,27 decreciente) y otro en el Bus-VAO; uno en la AP-6; dos en la carretera de Toledo, A-42; cuatro en la M-40; uno en la M-45 y tres en la M-50.
Por lo general, en las carreteras nacionales suele haber uno en sentido entrada y otro en sentido salida. Por ejemplo, en la A-2, los radares están instalados en cada uno de los sentidos de la circulación, justo antes de llegar a una curva cerrada, en una zona que se conoce como el puente de San Fernando. Se trata de un punto negro de la circulación en el que hace años eran frecuentes los accidentes.
El presunto nuevo radar de la A-1 se ha colocado en el kilómetro 14,5 sentido salida, a la altura de la urbanización de La Moraleja, en Alcobendas. Curiosamente, la velocidad del conductor en ese tramo no podía superar los 100 km/h hasta la semana pasada, pero desde entonces se ha incrementado a 120 km/h. Desde al menos una empresa avisaradares, Coyote, se ha alertado de su colocación a través de las redes sociales.
Entretanto, desde el RACE aseguran que no apoyan estas «medidas disuasorias» porque no son efectivas, ya que los conductores «dejan de correr donde hay radares y corren si no tienen conocimiento de que los haya o de que esté cerca la autoridad, como la Guardia Civil». «Si queremos reducir la siniestralidad es preciso enseñar a los conductores los peligros que entraña la velocidad», precisa Tomás Santacecilia, director de seguridad del Race, que solicita además «un criterio metodológico que expliquen por qué se colocan los radares en determinados puntos».
Desde hace apenas unos días los conductores de la A-1, carretera de Burgos, han sentido en sus carnes lo mismo que los que a diario recorren la A-2, carretera de Barcelona, o la A-6, carretera de A Coruña. Unos operarios han instalado una caja que a todas luces tiene el aspecto de un radar.
A finales del pasado año, se instalaba en el lateral del kilómetro 15,9 de la A-2, sentido entrada, un medidor de velocidad; más tarde y más adelante una señal azul de grandes dimensiones advirtiendo de la existencia del medidor y, finalmente, se ponía en marcha el aparato que cuando sobrepasas el límite de velocidad, 80 km/hora, dispara un flash para que la foto que obtenga tenga la máxima calidad. No para inmortalizar el momento, sino para identificar con las máximas garantías al infractor para sancionarlo.
Lo mismo ha ocurrido en la A-6, a la altura de Las Rozas, en el kilómetro 18,2. Se trata de un punto en el que se puede alcanzar una gran velocidad y que coincide con la salida de un centro comercial.
«Ni te confirmo ni te desmiento que hayamos instalado un radar en la A-1. Pueden ser simples cámaras de vigilancia o un radar que se pone para probarlo y luego se quita. ¿Usted ha visto el cartel azul anunciando el radar?», pregunta un portavoz de la Dirección General de Tráfico. «Todos los radares que están en funcionamiento que tenemos están en una lista en nuestra página web», precisa.
En ese estadillo no consta la instalación de un nuevo radar en la A-1. Todavía. Hay dos en la A-1 (kms. 22 creciente y 24 decreciente); otros dos en la A-2 (kms. 15 creciente y 15,9 decreciente); tres en la A-3 (kms. 16,3 creciente y 20 y 48,57 decreciente); dos en la A-4 (kms. 12,4 creciente y 13,3 decreciente); uno en la A-5 (km. 12 decreciente); dos en la A-6 (kms. 16,7 creciente y 18,27 decreciente) y otro en el Bus-VAO; uno en la AP-6; dos en la carretera de Toledo, A-42; cuatro en la M-40; uno en la M-45 y tres en la M-50.
Por lo general, en las carreteras nacionales suele haber uno en sentido entrada y otro en sentido salida. Por ejemplo, en la A-2, los radares están instalados en cada uno de los sentidos de la circulación, justo antes de llegar a una curva cerrada, en una zona que se conoce como el puente de San Fernando. Se trata de un punto negro de la circulación en el que hace años eran frecuentes los accidentes.
El presunto nuevo radar de la A-1 se ha colocado en el kilómetro 14,5 sentido salida, a la altura de la urbanización de La Moraleja, en Alcobendas. Curiosamente, la velocidad del conductor en ese tramo no podía superar los 100 km/h hasta la semana pasada, pero desde entonces se ha incrementado a 120 km/h. Desde al menos una empresa avisaradares, Coyote, se ha alertado de su colocación a través de las redes sociales.
Entretanto, desde el RACE aseguran que no apoyan estas «medidas disuasorias» porque no son efectivas, ya que los conductores «dejan de correr donde hay radares y corren si no tienen conocimiento de que los haya o de que esté cerca la autoridad, como la Guardia Civil». «Si queremos reducir la siniestralidad es preciso enseñar a los conductores los peligros que entraña la velocidad», precisa Tomás Santacecilia, director de seguridad del Race, que solicita además «un criterio metodológico que expliquen por qué se colocan los radares en determinados puntos».
Sin duda la mejor manera de moverse por la ciudad es con una
ResponderEliminarbicicleta eléctrica y si además es plegable para que apenas te ocupe espacio en casa mejor que mejor.
Podéis ver modelos de bicicleta eléctricas en:
http://www.chimobi.com/productos/chb-ebikes-bicicletas-electricas
Los envíos son gratuitos y te gestionan la ayuda de 200€ que da el ministerio
de industria a través del Plan Pima Aire 3.