Por detrás de Londres, Nueva York, París y Sydney
Luis Ventoso para ABC.es
España y su capital han recuperado su buena imagen, vapuleada por los medios anglosajones durante los momentos más agrios de la crisis. Según una encuesta entre 200.000 trabajadores de 189 países de todo el mundo, llevada a cabo por la consultora Boston Group y por la agencia de empleo Totaljobs, España es el octavo país preferido para irse a trabajar a él y Madrid, la quinta ciudad predilecta, por delante de Berlín, Roma, Tokio o Los Ángeles. Barcelona ocupa el séptimo lugar.
España es el único país que sitúa a dos de sus ciudades en el ránking de las diez primeras. El estudio revela que el 64% de los trabajadores aceptarían emigrar a otro país. Entre los motivos para aceptar el reto destaca como el primero que citan el deseo de convertir a sus hijos en «ciudadanos globales» y el segundo es vivir experiencia y el enriquecimiento personal que conlleva.
La ciudad más atractiva del planeta para trabajar es Londres, elegida por un 16%. La capital británica ha desbancado a Nueva York, que ocupa el segundo lugar (12,2%), la tercera es París (8,9%), la cuarta Sydney (5,2%) y la quinta Madrid, preferida por un 5%. Barcelona es séptima (4,4%), por delante está Berlín (4,6%). Resulta muy relevante que Madrid supere a Barcelona entre los destinos laborales preferidos en el mundo, pues la capital catalana va por delante en la recepción de turistas y cuenta con el aliciente del mar.
El caso de Londres es singular, pues sigue siendo un imán a pesar de que es la ciudad más cara para asentarse, debido al disparatado precio de la vivienda. Además su clima está empañado por las lluvias constantes y la poca luz. Los pisos subieron en la capital británica un 18,4% el pasado año, aunque ahora han comenzado a ralentizarse y hasta se especula con que pueda estallar una burbuja inmobiliaria. Londres acaba de desbancar a Hong Kong como la urbe que le resulta más onerosa a las empresas para instalar a sus empleados. Pero sus ventajas, lo que la hace atractiva, son sus oportunidades laborales, sobre todo al calor de la City, que maneja el 40% del movimiento bancario de la UE; el hecho de que es una ciudad de aluvión, y por tanto abierta; y la palpitante oferta cultural que ofrece.
No solo Madrid y Barcelona salen bien paradas, también España, octava en el ránking de países y citada por un 26% de los encuestados. El primer país es Estados Unidos (42%), seguido por Reino Unido (37%), Canadá (33%), Alemania (33%), Suiza (29%), Francia (29%) y Australia (28%). España supera a Italia, su inmediata seguidora, y a todas las potencias asiáticas, que no suelen ser votadas en estas encuestas globales por las enormes dificultades idiomáticas que plantean al recién llegado.
Los autores del estudio creen que estamos iniciando la era de los «trabajadores globales», pero no con el concepto del emigrante clásico que se trasladaba acuciado por las necesidades económicas: «Vivimos en un mundo donde las barreras geográficas para el empleo se están derribando, incluso para los trabajadores de más talento y con la mejor educación».
España y su capital han recuperado su buena imagen, vapuleada por los medios anglosajones durante los momentos más agrios de la crisis. Según una encuesta entre 200.000 trabajadores de 189 países de todo el mundo, llevada a cabo por la consultora Boston Group y por la agencia de empleo Totaljobs, España es el octavo país preferido para irse a trabajar a él y Madrid, la quinta ciudad predilecta, por delante de Berlín, Roma, Tokio o Los Ángeles. Barcelona ocupa el séptimo lugar.España es el único país que sitúa a dos de sus ciudades en el ránking de las diez primeras. El estudio revela que el 64% de los trabajadores aceptarían emigrar a otro país. Entre los motivos para aceptar el reto destaca como el primero que citan el deseo de convertir a sus hijos en «ciudadanos globales» y el segundo es vivir experiencia y el enriquecimiento personal que conlleva.
La ciudad más atractiva del planeta para trabajar es Londres, elegida por un 16%. La capital británica ha desbancado a Nueva York, que ocupa el segundo lugar (12,2%), la tercera es París (8,9%), la cuarta Sydney (5,2%) y la quinta Madrid, preferida por un 5%. Barcelona es séptima (4,4%), por delante está Berlín (4,6%). Resulta muy relevante que Madrid supere a Barcelona entre los destinos laborales preferidos en el mundo, pues la capital catalana va por delante en la recepción de turistas y cuenta con el aliciente del mar.
El caso de Londres es singular, pues sigue siendo un imán a pesar de que es la ciudad más cara para asentarse, debido al disparatado precio de la vivienda. Además su clima está empañado por las lluvias constantes y la poca luz. Los pisos subieron en la capital británica un 18,4% el pasado año, aunque ahora han comenzado a ralentizarse y hasta se especula con que pueda estallar una burbuja inmobiliaria. Londres acaba de desbancar a Hong Kong como la urbe que le resulta más onerosa a las empresas para instalar a sus empleados. Pero sus ventajas, lo que la hace atractiva, son sus oportunidades laborales, sobre todo al calor de la City, que maneja el 40% del movimiento bancario de la UE; el hecho de que es una ciudad de aluvión, y por tanto abierta; y la palpitante oferta cultural que ofrece.
No solo Madrid y Barcelona salen bien paradas, también España, octava en el ránking de países y citada por un 26% de los encuestados. El primer país es Estados Unidos (42%), seguido por Reino Unido (37%), Canadá (33%), Alemania (33%), Suiza (29%), Francia (29%) y Australia (28%). España supera a Italia, su inmediata seguidora, y a todas las potencias asiáticas, que no suelen ser votadas en estas encuestas globales por las enormes dificultades idiomáticas que plantean al recién llegado.
Los autores del estudio creen que estamos iniciando la era de los «trabajadores globales», pero no con el concepto del emigrante clásico que se trasladaba acuciado por las necesidades económicas: «Vivimos en un mundo donde las barreras geográficas para el empleo se están derribando, incluso para los trabajadores de más talento y con la mejor educación».
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