miércoles, 18 de octubre de 2017

Homenaje a las taquilleras y taquilleros de Metro tras 98 años de servicio



La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha rendido homenaje a las taquilleras y taquilleros de Metro de Madrid, coincidiendo con la desaparición, este año, de este emblemático puesto y su sustitución por el de supervisor comercial. Con este paso se pone fin a toda una etapa en la historia de la compañía metropolitana, marcada por esta figura conocida por todos los viajeros y madrileños a los que ha dado servicio durante 98 años.


“Desde el Gobierno regional agradecemos y valoramos el gran trabajo que habéis hecho durante todos estos años. Todo Madrid os recuerda con cariño”, ha asegurado Cifuentes, tras recordar que las taquilleras “fueron unas pioneras, auténticas precursoras de una de las mayores revoluciones sociales del siglo XX, la incorporación de la mujer al mercado laboral”. En este sentido, ha indicado que “lo que hoy nos parece algo cotidiano, en aquel momento supuso romper un techo de cristal, un gran avance que hoy queremos poner de manifiesto”.

Cifuentes ha incidido en la profesionalidad de estos taquilleros y taquilleras “una figura entrañable que permanecerá en la memoria colectiva y que con su trabajo han contribuido a que hoy Metro de Madrid sea uno de los mejores del mundo”. Precisamente, la presidenta se ha querido detener en las últimas medidas puestas en marcha por el Gobierno que preside, como la contratación de 360 nuevos conductores del Metro, con el aumento en 400.000 las plazas de viajeros; el Plan de Accesibilidad; el Plan de Modernización de estaciones; o la remodelación de las líneas más antiguas (Línea 1 y Línea 5).

“En definitiva, el compromiso del Gobierno regional por ofrecer a todos los madrileños una red de Metro cómoda, competitiva y de calidad, es parte de nuestra política por potenciar el transporte público y un modelo de movilidad sostenible. Un objetivo al que este año hemos dedicado 980 millones de euros”, ha explicado.

Durante el homenaje, celebrado en la estación-museo “fantasma” de Chamberí, la presidenta ha compartido anécdotas con algunos de los taquilleros y taquilleras más veteranos de la red y ha recorrido a través de diverso material audiovisual, la evolución de este puesto a lo largo de los años hasta convertirse en supervisor comercial, un modelo implantado ya en toda la red de Metro.

Cifuentes ha recordado que las taquilleras del Metro de Madrid nacieron con él, hace 98 años, momento en el que comenzaron a trabajar simultáneamente 24 taquilleras-revisoras en la primera línea existente, Sol-Cuatro Caminos. El pasado 1 de abril dejaron de prestar servicio al desaparecer de manera definitiva las tradicionales taquillas que han formado parte de la historia de Metro de Madrid desde sus orígenes, convirtiéndose en supervisores comerciales.

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha recordado que Metro cuenta en la actualidad con 1.618 supervisores comerciales (567 hombres y 1051 mujeres) a los que se les sumarán próximamente 350 más gracias al proceso de contratación puesto en marcha el Gobierno regional.



Los supervisores ayudan de una manera más directa y efectiva a los viajeros que necesitan asistencia a la hora de comprar un billete en las máquinas, asesoran para realizar cualquier tipo de trayecto y facilitan la información que necesitan los viajeros sin tener un cristal de por medio. Además, controlan el estado de las instalaciones de su estación, agilizando las reparaciones de aquellas que lo necesiten, ya que pueden avisar a los encargados del mantenimiento de una manera más directa y rápida ante cualquier incidencia.

Historia de la figura más emblemática de Metro


A principios de los años 20 muy pocas mujeres trabajaban en España. Metro de Madrid fue una de las primeras grandes empresas, junto a Telefónica, en contratar a mujeres. En la compañía metropolitana se les asignaron puestos en oficinas o expidiendo billetes en taquilla. Pero las mujeres (después de la Guerra Civil) solo trabajaban en Metro mientras estaban solteras o viudas y una vez casadas tenían que abandonar su puesto de trabajo. Esta norma estuvo vigente hasta 1984.



El empleo de mujeres debió ser tan llamativo en la época que, en el libro “El Metro de Madrid. Medio siglo al servicio de la ciudad 1919-1969”, escrito por Mario Gómez-Santos, hay un extracto publicado en una nota de prensa el día de la puesta en marcha del servicio al público que afirma: “La Compañía confía en que el público de Madrid, por su cultura, obedecerá a las indicaciones de los empleados y tratará con su proverbial cortesía al personal femenino de la Empresa”. También se menciona en la publicación “Metropolitano Alfonso XIII”, editada por Miguel Otamendi que en 1919 en cada estación había una taquillera encargada de la venta de billetes, y dos revisoras, una por andén.

Después de la Guerra Civil, el aumento de usuarios motivó la convocatoria de un concurso para contratar nuevo personal, en concreto 80 plazas de revisoras: tenían prioridad al 80% de los puestos las excautivas, huérfanas y otras mujeres económicamente dependientes de las víctimas nacionales de la guerra. A partir de aquí, también la figura del hombre se incorpora a este puesto de trabajo, y se crea además el cargo de taquillero-complementario que estaba reservado a los “Caballeros Mutilados de Guerra”.

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