lunes, 14 de mayo de 2018

Nuevo Paseo de Marcelino Camacho, anterior paseo de Muñoz Grandes de Carabanchel

Marcelino Camacho ya tiene una calle con su nombre en Madrid. El paseo de Muñoz Grandes, una calle que él conocía bien por estar ubicada en Carabanchel, el distrito en el que residió durante casi toda su vida, pasa a llamarse paseo de Marcelino Camacho. Esta tarde, la alcaldesa de Madrid, Manuel Carmena, ha asistido a la colocación de la placa con la nueva rotulación. El Ayuntamiento rinde así homenaje a quien fuera histórico dirigente de Comisiones Obreras y vecino de Carabanchel.



Durante el acto, la alcaldesa no ha ocultado sus profundos sentimientos hacia el dirigente sindical: “Me siento extraordinariamente orgullosa y emocionada en este momento, de pensar que, en representación del Ayuntamiento de Madrid, como alcaldesa, rindo este homenaje a este madrileño único que fue Marcelino Camacho. Lo hago con muchísimo entusiasmo y sabiendo que esto que hacemos hoy, se lo debemos a todos, a tantísimas personas, obreros, intelectuales, personas de bien que han hecho posible este acto. También me siento muy feliz –ha añadido Carmena- de estar con este equipo de Madrid, que hace posible que este Ayuntamiento esté haciendo lo que debe, esté transformando la ciudad y este empeñado. Estamos empeñados - ha subrayado la alcaldesa- en que todos los rincones de Madrid tengan el recuerdo que merecen”.


Han estado presentes en este homenaje el tercer teniente de alcalde, Mauricio Valiente; la concejala de Carabanchel, Esther Gómez; los hijos de Marcelino Camacho, Yenia y Marcel; Unai Sordo y Jaime Cedrún, dirigentes del sindicato Comisiones Obreras; Álvaro Aguilera, por parte del Partido Comunista de Madrid, y Esther Lopez Barceló, de IU, junto a representantes de los movimientos vecinales de Carabanchel.

“Pensemos que llegará un momento en que nosotros desapareceremos… por supuesto, los mayores, los que ya ostentamos ese pelo blanco y toda esa vida detrás de nuestras espaldas, pero también los más jóvenes… Por la ley inexorable de la vida, un día os iréis…. Y ¿qué es lo bello de la memoria…? Que habrá un niño, no sabremos cuándo, que mirará a la esquina de la calle y dirá a su padre, a su madre o a su maestro ¿quién fue Marcelino Camacho? Y alguien se lo explicará, porque Marcelino se ha quedado definitivamente en la historia de Madrid”, ha sentenciado.

“En este día en el que comienzan las fiestas de San Isidro, en el que me veis con el mantón de Manila para reivindicar Madrid, Marcelino llegará adonde tiene que llegar, y esa ciudad será el crisol de la ciudad democrática, solidaria y del mañana, en la que esos hombres tan grandes como él, estarán donde deben estar. Y por supuesto, como no, ya tenemos preparada la placa para Josefina”, ha añadido, haciendo referencia a su viuda, Josefina Samper, fallecida el pasado mes de febrero.


Sindicalista y político, honesto y trabajador


Marcelino Camacho nació en un pueblo de Soria un 21 de enero de 1918.

Tras combatir en la Guerra Civil, pasó un primer período de encarcelamiento y consiguió fugarse a Argel. Una vez regresó a España, sufrió largas estancias en la cárcel de Carabanchel siempre motivadas por su lucha en favor de los trabajadores. Le concedieron el indulto en 1975, después del proceso judicial conocido como 1001.

Fue un sobresaliente sindicalista, fundador y primer secretario general de Comisiones Obreras de 1976 a 1987. También fue diputado del PCE por Madrid, en las Cortes Generales en la legislatura constituyente y en la primera legislatura de la restauración democrática.

Personaje conciliador y crucial en las movilizaciones de los años finales del franquismo que prepararon la Transición, recibió la Medalla al Mérito Constitucional en 1988. Publicó sus memorias bajo el título Confieso que he luchado, en 1990, y murió en Madrid a los 92 años.

Propuesta del Comisionado de la Memoria Histórica


La propuesta de recordar la figura de Camacho se aprobó por mayoría en el Pleno extraordinario de 28 de abril del año pasado. Se incluía dentro del informe del Comisionado de la Memoria Histórica que proponía cambiar el nombre de 52 calles. En aplicación de la norma legal, el órgano de asesoramiento municipal se basaba en el deber de recordar, entre otros, a “políticos que se caracterizaron por la defensa de posiciones conciliatorias” para denominar calles o espacios públicos cuando no es posible recuperar el nombre antiguo porque no sea recordado por los vecinos.

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