Situación anterior
Para entender el porqué de la infraestructura que se ha abierto hoy al tráfico sería bueno empezar analizando la situación anterior.
El nudo Sur de la M-30 constituía la zona más congestionada de esta vía de circunvalación. En este tramo, la M-30 comenzaba en la parte sur-oeste con dos calzadas paralelas separadas por el río Manzanares hasta alcanzar el nudo Sur, donde confluían los trazados de la avenida de Andalucía y del inicio de la autovía de Andalucía (este tramo enlaza la M-30 y la M-40).
Pasado el enlace del nudo Sur, la vía discurría en su tramo sur- este con calzadas separadas de cuatro y cinco carriles con los correspondientes “transfers” de acceso y vías laterales que comunican la M-30 con el viario local de la zona sur de Madrid. El tráfico que soportaba era de más de 260.000 vehículos diarios.
La elevada intensidad de tráfico, la complejidad de sus enlaces, el excesivo número de entradas y salidas hacia y desde el tronco, así como la gran cantidad de tramos de trenzado de escasa longitud que existían, hacían que se encontrara al límite de su capacidad durante gran parte del día.
Este deficiente funcionamiento, unido al elevado nivel de accidentalidad y de contaminación, hacía necesaria una actuación que impidiera el colapso circulatorio en la zona sur de la ciudad, tanto en su viario principal de circunvalación como en sus accesos más meridionales.
El arco sur de la antigua M-30 generaba fuertes congestiones que se prolongaban hacia la zona este
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