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martes, 18 de noviembre de 2008

Declaración de Rivas-Vaciamadrid

Si este mediodía os he propuesto una respuesta liberal a la crisis y modelos actuales de la sociedad, ahora os traigo la otra cara de la moneda, que es la Declaración de Rivas Vaciamadrid que ha salido de la IX Asamblea de Izquierda Unida, celebrada este fin de semana en nuestra Comunidad.

Existe una tercera cara, que bailaría entre socialdemocracia y liberalismo, que es la representada por el PSOE y PP, y que ya conocemos todos; un poco de libertad para el mercado y ciudadanos, pero no demasiada.

Os dejo con unos párrafos de la declaración de Rivas que podéis ojear íntegra en este link. Sobre el congreso/asamblea propiamente dichos, no está de más pasarse por el blog de Royo Villanova, un hombre "a sueldo de Moscú".


Sabanés en Rivas, foto Iloveiu/blog

El origen de la crisis

La crisis financiera, que enlaza con la medioambiental, energética y alimentaria y la del agua, se produce en un contexto internacional donde la militarización de la seguridad y la voladura controlada del derecho internacional pone en serio peligro los derechos fundamentales de las personas y los pueblos y la sostenibilidad del Planeta.

Esta crisis es el resultado de una decisión politica, económica, social y cultural, realizada en los años 80 del pasado siglo, liderada por la derecha mundial y acompañada de manera entusiasta por la mayoría de la socialdemocracia, que, con el reforzamiento de las posiciones llamadas neoliberales defendieron el papel del mercado como unico regulador de la economía. Es decir, la desregulación más absoluta del mismo, que permitió la libertad recirculación de las mercancías, de los capitales, pero no de las personas.

Como consecuencia se produce la hegemonía de una Teoría económica basura que entronizó los mercados y su capacidad de autorregulación y que, en su delirio doctrinario, quiso convertir la lógica de la oferta y la demanda en el instrumento esencial de regulación social, por encima incluso de la política. El paroxismo neoliberal inaugurado con Reagan quiso convertir a los estados en el problema y no en la solución.

De camino se impugnaba cualquier capacidad de los poderes democráticos para intervenir en la economía, para regular, para redistribuir, para recaudar impuestos, para financiar servicios públicos de calidad. El delirio de la Teoría Económica basura nos ha conducido hasta aquí y ahora le toca al estado salir al rescate de la economía de casino y de sus artífices.

Entre sus consecuencias más perniciosas esta financiarización de la economía ha producido la ruptura entre la economía real y la burbuja especulativa. Y ha acrecentado a niveles desconocidos hasta ahora la desigualdad salarial y la polarización social.

La extensión del sistema capitalista al conjunto del mundo se realizó bajo el estandarte de la llamada globalización neoliberal. Ésta comportó la privatización en la mayoría de los países de los sectores estratégicos que proporcionaban la infraestructura básica para la vida económica y social, como la energía, el agua y las comunicaciones, así como de los servicios públicos, a la vez que el sistema iba absorbiendo nuevos mercados (Rusia, Europa del Este, China, India etc..). En este marco el capital financiero adquirió el protagonismo esencial dentro de una globalización que era, sobre todo, financiera.

"El Estado no es la solución, es el problema", así definía Ronald Reagan en 1981 la nueva era neoliberal.

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