Páginas

lunes, 13 de julio de 2009

Cómo ser un paleto en Madrid

Uno vive en esta ciudad y piensa que todo ha cambiado mucho, que hemos mejorado un montón en muchos aspectos, que hay objetos y cosas que pertenecen al pasado. Uno por lo tanto vive inmerso en una realidad que no es tal cual la imagina y cuando llega a un barrio que está tan en Madrid como cualquier otro y después de dos cañas (o tres para qué ponernos puntillosos con el número) entra en el WC a desaguar y se encuentra con un retrete a pedales como el que ilustra este post, se pregunta:

Pero estos inventos ¿No eran cosa del ominoso pasado reciente?

Y cuando los ves limpios, dentro de lo que pudiera caber—la foto no le hace excesiva justicia pero eso es cosa del fotógrafo—y en perfecto funcionamiento, tan dignos en su eficiente ancianidad, te vuelves a preguntar:

¿No seré el auténtico paleto madrileño que sólo conoce lo que tiene más cerca y tampoco se molesta en ir dos pasos más allá dentro de su propia ciudad para conocer otras cosas, o sea, una especie de “nacionalista” de barrio?

Tal vez sólo sea una reflexión desafortunada, dado el ejemplo gráfico que la acompaña y la circunstancia que la ha provocado, pero me viene de perillas para cavilar sobre la negatividad con la que encaramos a veces las cosas nuevas, y por supuesto las viejas, que nos rodean sin pararnos a pensar que la ausencia de curiosidad y la negatividad no son las mejores actitudes para “vivir” una ciudad en constante evolución, afortunadamente.



Sin ánimo censor, que conste por escrito.

No hay comentarios :

Publicar un comentario