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jueves, 29 de octubre de 2009

Aguirre, en guerra contra Rajoy

Esta semana ha estallado la guerra interna en el Partido Popular, quizás sea el principio de algo… o quizás el final.


La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quiere controlar Caja Madrid colocando como presidente de la entidad a Ignacio González. Para el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, el candidato a ocupar ese puesto debería ser Rodrigo Rato, alguien con más reputación y prestigio dentro y fuera del panorama nacional. Rajoy no quiere de ninguna manera a Ignacio González, y Esperanza Aguirre se niega a admitir a Rato como presidente.

Hay quien dice que tras destaparse el caso Gürtel, que obligó a dimitir al Consejero de Deportes, Alberto López Viejo, Esperanza Aguirre busca la manera de hacer una remodelación en su Gobierno para quitarse de en medio a su problemático vicepresidente (colocándolo en Caja Madrid), y poner en su lugar al Consejero de Sanidad, Juan José Güemes. Pudiera ser.

En plena guerra abierta por el control de Caja Madrid, el pasado lunes el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, realizaba unas declaraciones contra Esperanza Aguirre y su equipo de Gobierno en el diario El País que para muchos fueron demasiado duras e improcedentes (seguramente muchos de los que hablan sobre ellas, ni siquiera las han leído y se han quedado con cuatro frases más o menos malintencionadas).

A partir de aquí, Aguirre lanza una ofensiva contra Rajoy, elevando las declaraciones de Cobo al Comité de Derechos y Garantías de Génova, y negándose a negociar ningún nombre para Caja Madrid hasta que no se expediente al Vicealcalde. Rajoy, de momento, se niega a expedientar a Cobo.

Por exigencia de Bartolomé González, alcalde de Alcalá de Henares, 105 de los 110 alcaldes del PP en la Comunidad firman un manifiesto pidiendo a Rajoy la sanción a Cobo. Todos estos alcaldes fueron designados en su día como cabezas de lista por Aguirre, y dependen ahora de ella para su reelección (ya se sabe, el que se mueve, no sale en la foto). Esas exigencias de los alcaldes de Aguirre no han gustado nada en Génova.

Pero Aguirre también tiene el control en el Ayuntamiento (o al menos eso creía ella). Casi la mitad de los concejales que acompañaron a Gallardón en la lista electoral de 2007 fueron colocados por la presidenta de la Comunidad (entre ellos a su propia ex jefa de prensa, Isabel Martínez-Cubells, actual responsable de Chamberí) y ninguno ha ocultado su disgusto con las políticas del alcalde. Ayer el concejal responsable del distrito de Vallecas Ángel Garrido, pidió la dimisión de Cobo por sus declaraciones, petición que se ha hizo extensiva entre sus compañeros contrarios a Gallardón. Por ello, el alcalde pidió el voto a mano alzada de todo el grupo municipal para conocer el número de concejales (y sus caras) que secundaban la petición de Garrido. El resultado, un fracaso para los concejales de Aguirre: 13 ediles exigieron la dimisión de Cobo; otros dos concejales aguirristas se ausentaron, y los 19 restantes dieron el sí al vicealcalde.

El espectáculo dado por los concejales aguirristas fue algo vergonzoso. Me quedo con las palabras que pronunciaba ayer el alcalde de Madrid: "un partido puede tener diferencias, divisiones, pero nunca puede dejar de hacer aquello para lo que constitucionalmente fue convocado, que es estar al servicio de los ciudadanos y trabajar para ellos".

La ofensiva de Esperanza Aguirre contra Rajoy todavía no ha acabado, y me temo que seguiremos viendo espectáculos tan lamentables como los de estos días.

Como decía al principio, esta semana ha estallado la guerra interna en el Partido Popular, quizás sea el principio de algo… o quizás el final.

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