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lunes, 11 de diciembre de 2017

El abrigo de Madrid

El abrigo de Madrid Esta es una época muy jugosa para viajar. Por los puentes, por la Navidad y por la curiosidad que desprenden otras ciudades en estas fiestas que se aproximan. Muchos hoteles en Madrid lo saben y ponen a disposición de los clientes multitud de ofertas y se engalanan para recibir a todos los turistas que van a la capital en diciembre.

Porque si de normal Madrid desprende cultura, ocio, gastronomía y multitud de cosas que hacer y que visitar, en diciembre, una vez que ya están puestas las luces de Navidad, atrae, si cabe, a mucha más gente en su abrigo, en una ambiente que se antoja acogedor, envolvente y que invita a descubrir a los niños que cada uno aún llevamos dentro, la ilusión de la Navidad, el compartir y el pasar tiempo con la familia.

Las luces ya adornan las calles desde hace algunos días. De hecho, la EMT ya ha puesto en circulación su autobús Naviluz, para que grandes y mayores puedan pasear por la ciudad y conocer la decoración de las calles principales. También Cortilandia ha recibido a los niños de hoy y a los niños de ayer con sus primeros pases. Ya hay cola para ver los belenes que hay por la ciudad y San Ginés se antoja el mejor lugar donde pasar las tardes, al calor de un buen chocolate con churros, después de haber hecho alguna compra por la poblada Gran Vía.

Sitios como San Ginés, la famosa churrería, se esconden en la ciudad ofreciendo las mejores versiones en esta época del año. Visitar la Plaza Mayor, recorrer las casetas con toda clase de adornos navideños y artículos de broma para los Santos Inocentes. Llegar a Sol y contemplar de cerca el reloj que despedirá el año en unas semanas y que será el motivo del primer brindis y de los mejores deseos para 2018.Contemplar la puerta de Alcalá, su inmensidad y todas las luces, la magia y el encanto que desprende la plaza de la Independencia, con esas terrazas tan exclusivas que han llenado de color el Barrio de Salamanca. Pasear por Serrano y ver todos los escaparates de las tiendas, quizá entrando en alguna, o quizá comiendo unas castañas recién hechas.

Resguardarse del frío entrando en el Museo del Prado, o en el Reina Sofía. O en el Thyssen. Ese triángulo del arte que transmite lo mejor de cada época en forma de pintura, de escultura o de retrato de un tiempo que ya fue o pasó.

Ir a un musical. A ver la Familia Adams, Billy Elliot o quizá cantar Hakuna Matata en el Rey León que lleva ya muchos años en la ciudad, cosechando éxitos y recibiendo multitud de visitas de todos los rincones de España.

Entrar en algunos de los cafés cercanos a la Plaza de Oriente. Ir a la ópera, o al teatro. Perderse por las calles de Malasaña, descubrir lugares originales, ecos de los 80. Recorrer Argumosa. Adentrarse en Lavapiés, dejarse mecer por los olores a especias que desprenden algunas tiendas. Patinar en las pistas de hielo efímeras. Y Madrid siempre con los brazos abiertos para abrigar.

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