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lunes, 30 de noviembre de 2020

Motivos para contar con un administrador de fincas

Las comunidades de vecinos son agrupaciones de propietarios de viviendas que deben acometer una serie de obligaciones en termas de gestión, inversiones, gastos, etc nada despreciables. Cada vecino paga al mes una cuota que sufraga los gastos habituales de las zonas comunes (luz, zonas verdes, seguridad…) y posibles derramas por obras de mejora.

Imagen fuente unsplash.com

Todas las responsabilidades que entraña una comunidad de vecinos pueden hacerse de mala manera, a trompicones y sin mucha solvencia por una persona de la propia comunidad… o apostar por la gestión externa eficaz de un administrador de fincas en Madrid. 

A continuación, se recogen una serie de ventajas de disponer de profesionales de experiencia contrastada en Madrid.

Aplicar a ayudas 

La figura del administrador es clave para el acceso a ayudas que ofrecen las Administraciones Públicas (principalmente el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid) en relación a obras de eficiencia energética, accesibilidad, seguridad ante incendios, etc. 

Eficiencia en los gastos

La persona delegada como administrador de fincas deberá realizar todos los trabajos con el objetivo de asegurar el buen funcionamiento de la comunidad. Así, aspectos como los seguros, las reparaciones de imprevistos, las inversiones en mejoras… todo ello deberá ser gestionado de forma transparente y eficiente, solicitando presupuestos a varias empresas para obtener la mejor relación calidad y precio.

Ayuda en la toma de decisiones

Cuando llegan las juntas ordinarias y extraordinarias se acometen decisiones de calado entre los vecinos. Esto puede y suele provocar conflictos y disputas que, una persona ajena y externa como el administrador de fincas, podrá ser de ayuda para aconsejar las mejores decisiones en base a su experiencia y conocimientos.

Dinámico y proactividad

Un buen administrador debe con frecuencia presentar posibles mejoras para poder llevar a cabo. Accesos automatizados, cámaras de seguridad, aparcamientos comunitarios de bicicletas, puntos de recarga para coches eléctricos… cada día son más la variedad de servicios a los que las comunidades pueden acceder para mejorar la vida de sus residentes. Estar al tanto de todas ellas es también un indicador de calidad de servicio.

Previsión en la aplicación de nuevas normas

Existen normas de aplicación más o menos inmediata como la que afecta a las calefacciones centrales. Con el administrador de fincas tenemos la confianza de que todas las regulaciones y modificaciones previstas que afecten a nuestra comunidad de vecinos será avisadas y analizadas con antelación. Adelantarse a las circunstancias es fundamental para mejorar la respuesta. Un buen administrador de fincas es garantía de ello.

Aspectos legales

Las comunidades de vecinos afrontan problemas frecuentes del tipo de retrasos en el pago de cuotas, impagos, ruidos, obras no permitidas… Gracias al administrador de fincas se dispone de un recurso muy importante en asesoría y ayuda ante estas situaciones.

Las anteriores ventajas son solo algunas de las que se puede acceder teniendo un administrador de fincas. 

Existen varios aspectos que diferencian de un administrador que “cumple el expediente” a uno competente y eficaz. Podemos decir que no todos los administradores son iguales y hay algunas diferencias relevantes a tener en cuenta como estas tres:

La primera es la calidad de la atención al vecino y/o presidente de la comunidad. La relación debe ser mediante una comunicación fluida y atenta, donde el administrador no sea una persona inaccesible, que no haya que “pedir cita” para poder estar en contacto.

Un segundo aspecto es la adjudicación o la aprobación de servicios en exclusiva a empresas “amigas”. Para evitar que esto ocurra es necesario disponer de varias ofertas de varias empresas para acometer por ejemplo obras de albañilería, carpintería o fontanería. 

Un tercer y último aspecto es el “don de gentes” o forma en la que nuestro administrador sepa gestionar los conflictos. Sabemos que hay temas delicados y vecinos más o menos tendentes al conflicto y riñas, por eso el administrador además de ser parte imparcial debe saber gestionar esas circunstancias y personas para reconducir las reuniones y alcanzar los acuerdos y consensos. Por supuesto que el administrador nunca debe ser proclive a uno o varios vecinos, su postura y conducta debe ser imparcial y ajena a formar bandos o grupos.

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