22 de marzo de 2007
Por el Yemitas
Se han escrito muchas cosas sobre él, tal vez demasiadas, como La Historia de una Taberna, de Díaz Cañabate, o estos artículos: aquí, aquí, o aquí.
Don Antonio hizo muchas cosas, y aunque no fuera un maestro en ninguna de ellas, todas las hizo bien, o bastante bien.
Fue torero hasta que pudo con su mayor afición el último de los veinte animales que le cornearon. Cuentan que una de las primeras embestidas le causó una herida de doce centímetros. Don Antonio se enrabietó, levantó con ánimo la muleta y se tomó cumplida venganza, una ovación cerrada y la recompensa de la oreja.
Como recuerdo de sus faenas nos dejó la cabeza del toro que mató cuando tomó la alternativa en Vista Alegre.
Cuando no pudo torear pintó, y pintó mucho, y dicen que pintó bien. Nos han quedado como recuerdo obras suyas colgadas en las paredes de su taberna. Porque cuando no pintaba hacía allí de jefe de sala, de tertuliano y de anfitrión. Y también lo hizo muy bien.
Ignacio Zuloaga es esta vez quien nos deja el recuerdo, con un retrato de Don Antonio que también permanece anclado en las paredes del local.
Y a todos nos queda esa taberna de Mesón de Paredes, donde uno se siente a gusto de verdad, donde uno seguirá yendo siempre de vez en cuando, aunque ese día el rabo de toro no estuviera como otras veces.
Gracias de verdad, Don Antonio, y muchas gracias a quienes reabrieron el negocio en los ochenta. Entre esos bancos de madera quedan algunos de los momentos más felices de mis mejores años en Madrid.
Ahora el Ayuntamiento le reconoce la categoría de establecimiento centenario, con una placa de Antonio Mingote. Enhorabuena por la iniciativa. Desde aquí sólo puedo insistir en mi encendido homenaje a la taberna de Antonio Sánchez, que para mí es el que cuenta.
Taberna de Antonio Sánchez
Mesón de Paredes, 13
tel. 91 539 78 26
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