El último autobús diésel que circulaba por la ciudad ha apagado hoy el motor para siempre tras realizar su último recorrido desde avenida de América hasta su encierro en el Centro de Operaciones de Fuencarral. Madrid cumple así con la promesa que realizó su alcalde, Jose Luis Martínez-Almeida, en 2020 de que ningún autobús municipal propulsado por este combustible recorrería las calles de la ciudad después de 2023, con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes y mejorar la calidad del aire. La ciudad se sitúa como la primera gran capital europea -en cuanto al número de habitantes y autobuses en servicio- que opera con una flota de autobuses municipales 100 % limpia.