Ayer sábado había quedado para cenar por los alrededores de Sol con Prevost, Leeuw y Maya para cenar y dar una vuelta. Bajaba en el Metro en línea 1 dirección Sol. Yo estaba apoyado contra las puertas de enfrente, las que no se abrían, y una chica estaba a mi lado. Creo que en Ríos Rosas o Iglesia subieron una pareja joven, en torno a los 30, y otra chica. En Tribunal se suben en tromba un grupo de chavales y chavalas lo que obliga a que nos apretemos más en el metro. Y en Gran Vía se bajaron todos los chavales y se disponían también a bajarse tanto la pareja que había entrado antes como la chica que estaba a mi lado apoyada contra la puerta.
El caso es que cuando iban a bajar estos últimos, veo que la chica empieza a gritarle a la pareja y evita que estos se bajen. "Que me devuelvas la cartera, que he visto como has metido la mano en mi bolso". "¿Yo? ¿Yo no he hecho nada?", decía el tío mientras sujetaba a su novia/mujer. En ese momento descubro que la pareja era rumana o de algún país del este. A la chica le habían rajado el bolso y le habían robado la cartera. En el trayecto entre Gran Vía o Sol la chica empieza a estar más alterada y pide ayuda a los que estábamos en el vagón. Alguien le dice que pulse la alarma. La chica la activa y obviamente el metro se detiene en el túnel. El chico rumano decía que él no tenía nada, que él iba con su mujer al centro y que él no había hecho nada. "Regístrame si quieres". La chica muy nerviosa no paraba de decir "¡Pero si te he visto! ¡Te he pillado con la mano en mi bolso!". Me acerco y le digo al chico "si no tienes nada, no te importará que te registre". Y me dice "sí, sí, regístrame". Empiezo a "cachear" al tío por todos los bolsillos del chaleco y el pantalón, pero no llevaba nada, ni siquiera la supuesta navaja con la que habría cortado el bolso de la otra chica.
Yo ya empecé a pensar que ellos no habían sido (la pareja no tenía pinta de ladrones ni de necesitar la cartera de una chica, sinceramente). El metro se pone en funcionamiento de nuevo y llegamos a Sol, donde yo me tenía que bajar. El metro, como había sonado la alarma se queda detenido y suponía (craso error) que la seguridad llegaría para aclarar el entuerto. Pero allí no había nadie. La pareja decía que como no tenían nada que ocultar se esperarían a que viniera la seguridad y me fui para arriba a buscar a alguien. Tras un rato dando vueltas consigo encontrar de milagro a un (UNO) agente de seguridad y le cuento lo ocurrido (manda narices que en las fechas en las que estamos, en la parada de metro de Sol un sábado por la noche no hubiera algo más de seguridad). El agente se baja para abajo y avisa a alguien más y yo salí al encuentro con mis amigos convencido de que esa pareja no había sido y que a la chica le habían dado el sábado noche.
El caso es que comentando lo sucedido con Maya me dicen que normalmente estos "ladrones" no tienen mala pinta, y que suelen llevar un cómplice que no es el que roba pero es el que sale con el "botín" mientras que el verdadero ladrón se queda para que lo registren. Pero algo no cuadraba, porque la esposa del rumano estaba allí con él y ella también era susceptible de ser registrada por la policía…
… hasta que caí: cuando entró la pareja entró otra chica con ellos, que esta sí tenía una pinta bastante rara, y era gorda y con muchos granos en la cara. Y aunque parecía que no se conocían en un momento del trayecto antes de llegar a Tribunal los oí hablar, aunque no presté atención a lo que decían. Me parecía muy raro que conociéndose estuvieran la pareja a un lado y la chica esta a otro. Y esta chica ya no estaba cuando el metro se detuvo en el túnel entre Sol y Gran Vía (se había bajado ya en Gran Vía).
Todo encajaba: la chica a la que habían robado tenía razón cuando decía que había visto al rumano con su mano dentro de su bolso, y cuando yo lo "cacheé" no tenía nada porque la "cómplice" ya había huido con el botín. Y por eso también estaban tan tranquilos los dos rumanos (bueno, bastante alterados pero no opusieron resistencia alguna). Pero cuando caí en esto ya era demasiado tarde. Sólo espero que la chica a la que habían robado no llevara demasiado en la cartera, o al menos no se le ocasionara mucho trastorno.
La moraleja de la historia es: mucho cuidado en el metro y en las aglomeraciones, sobre todo ahora que se acerca navidad y el metro y el centro se ponen hasta las trancas de gente. Los amigos de lo ajeno acechan así que mil ojos a bolsos y mochilas. Mucho cuidadito si no queréis que os fastidien las fiestas.