Si esto fuera una película, podría comenzar quizá con el flashback de un partido trabado en un terroso campo de fútbol de quinta división, el del Club Deportivo Racing Garvin (calle de La Alhambra). O con el momento en que su dueño, Antonio Garvin Martínez, tiró la toalla y se deshizo del equipo madrileño, en 2008. "El campo dejó de usarse formalmente, pero acogía partidillos y las fiestas del barrio", explica Javier Poveda, presidente de la Asociación de Vecinos de Lucero. En apenas unos meses, empezó a servir también de vivienda insalubre, según una inspección municipal realizada en febrero de 2009.
Con las porterías aún clavadas en su sitio, las casetas de los vestuarios y el resto de instalaciones techadas fueron ocupadas por una decena de personas.