La elección del suroeste de la región para probar este novedoso dispositivo se debe a que se trata de uno de los territorios regionales de mayor valor forestal y ecológico y a la vez de mayor riesgo de incendio forestal. El sistema consiste en la instalación de cámaras especiales capaces de analizar las tonalidades de grises en su imagen y, en consecuencia, detecta los matices que corresponde al humo surgido de un incendio.
Las cámaras cuentan con un sensor óptico que ofrece una alta resolución tanto en visión diurna como nocturna para la captación de humos, que barre 360º cada pocos minutos y tiene un alcance de 15 kilómetros pudiendo detectar a esa distancia nubes de humo de aproximadamente 10 metros.