lunes, 24 de julio de 2006

Monasterio de la Encarnación


Muy cerca de la Plaza de Oriente, en pleno Madrid de los Austrias, se encuentra el Real Monasterio de la Encarnación. Fue fundado por doña Margarita de Austria, esposa de Felipe III en 1616. El monasterio está habitado desde entonces por religiosas de la orden Agustinas Recoletas.

Merece la pena hacer una visita y disfrutar de sus obras de arte y su hermosa arquitectura. Una de las salas más llamativas del monasterio es la sala de las reliquias. Se trata de una gran habitación repleta de reliquias, huesos, cráneos, telas, pero la más importante y la más famosa es la sangre de San Pantaleón.

San Pantaleón. fue un médico nacido en Nicomedia (Turquía). Fue decapitado por profesar su fe católica en la persecución del emperador romano Diocleciano, el 27 de julio del 305.

Es muy curioso la forma que se cuenta que fue martirizado, intentaron matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada, pese a eso Pantaleón salió ileso. No se sabe cómo, pero al final, Pantaleón accedió a ser decapitado al lado de un olivo. En vez de salir sangre de sus venas, salió leche y el olivo inmediatamente empezó a florecer.

De la supuesta sangre de San Pantaleón se conservan dos reliquias, una que se guarda en la Catedral italiana de Ravello y otra en Madrid, en el Monasterio de la Encarnación, parece ser que se conserva aquí desde 1616, año de la fundación del monasterio.
La sangre se encuentra en una ampolla en estado sólido todo el año, pero el 26 de julio, fecha del martirio del santo, la sangre se licúa y se vuelve líquida.
Se dice que si la sangre se vuelve líquida en otra fecha, es un anuncio de una gran desgracia, parece ser que esto ocurrió con las dos últimas guerras mundiales.

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