Los vecinos de los nuevos barrios de Sanchinarro, Montecarmelo y Las Tablas llevan tiempo quejándose al Ayuntamiento de Madrid de que sus calles son "más un lugar de paso que un lugar donde vivir". "Son avenidas grandes y poco frecuentadas, y se convierten en autopistas; se han producido colisiones y atropellos, hay mucha inseguridad", señala la presidenta de la Asociación de Vecinos de Sanchinarro, Pilar San Román. "Es un circuito de carreras. Un vecino que es policía municipal pone el radar junto a su casa, cuando el jefe se lo permite, y ha llegado a multar por ir a 161 kilómetros por hora", añade el presidente de los vecinos de Montecarmelo, Alberto Navazo.
Ambos reconocen que el Ayuntamiento conoce sus necesidades. Han mantenido reuniones con sus técnicos, incluso en algún caso les han pasado informes detallados sobre las actuaciones que deberían llevar a cabo en su barrio. Pero no hay dinero. "Nos gustaría hacer más cosas, pero vamos actuando; no estamos parados, vamos poco a poco haciendo cosas", admite el Gobierno local. "No estamos en condiciones de gastar mucho dinero, yo lo entiendo, pero tampoco se puede supeditar la seguridad al presupuesto", responde UPyD, que llevó esta cuestión al pasado pleno municipal.