Verde y en botella.
Caty Arévalo, para EFEverde
Estaba dando de lado a comentar el
'hot topic' del momento, la contaminación atmosférica en Madrid, pero siendo periodista ambiental no hay manera de escapar de él. Si salgo a tomar una copa mis amigos me piden cuentas de que vaya con los aires difíciles y hasta mi abuela me acaba de llamar para advertirme de que ni se me ocurra salir a la calle que acaban de contar en el telediario que la contaminación en Madrid es "malísima"...
Así que con bastante atrevimiento, con la única autoridad que me concede el llevar escribiendo de este asunto y escuchando a sus actores unos cuantos años, y, por supuesto, sin aspiración científica alguna, voy a desgranar mi visión del tema en un sencillo decálogo (escrito con las mismas palabras con las que se lo explicaría a mi abuela):
1. ¿Hay contaminación en Madrid?
Sí, es evidente, no sólo por la famosa boina marrón perfectamente visible, sino porque lo dicen las estaciones de medición del propio Ayuntamiento de Madrid, estén colocadas donde estén colocadas, y también los datos del Centro de Supercomputación de Barcelona. Del análisis de esos datos se desprende que en Madrid se producen superaciones diarias y anuales de los límites de protección de la salud establecidos por la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud para varios contaminantes.
2. ¿De dónde viene esa contaminación?
Fundamentalmente de tres contaminantes, el dióxido de nitrógeno (N02), las partículas en suspensión menores de 5 micras (PM5) y de 10 micras (PM10) y el monóxido de carbono. El principal causante de estos contaminantes es lo que sale por el tubo de escape de los coches. El NO2, por ejemplo, reacciona en la atmósfera con hidrocarburos y origina ozono troposférico, un contaminante secundario muy peligroso.
3. ¿Ha hecho el Ayuntamiento de Madrid un cambalache con las estaciones para falsear los datos?
Personalmente creo que no, que simplemente se ha limitado a sacar provecho del nuevo sistema de medición de la contaminación recogido en la última directiva europea de calidad del aire, para ver si así le salían mejor los datos, aunque no le ha servido de nada.
Hasta ahora Madrid contaba con cerca de 30 estaciones que medían la contaminación, la mayoría de ellas situadas, con cierta lógica, en los puntos más contaminados de la capital. Bueno, pues la nueva directiva dice que las estaciones tienen que estar colocadas en los puntos más contaminados de la ciudad y en los que menos, para hacer media. Siguiendo esta pauta, el Consistorio ha desactivado estaciones de medición en puntos tradicionalmente muy contaminados, como las plazas de Gregorio Marañón o Luca de Tena, e instalado otras nuevas en puntos, aparentemente, menos 'sucios' como El Pardo o el parque Juan Carlos I.