Durante el año pasado, el vandalismo grafitero sobre los trenes de Renfe generó un coste de 25 millones de euros. Además de la propia limpieza, a esta cifra se suman los gastos indirectos que se derivan de esta lacra, como la inversión en seguridad, tanto de personal como otros sistemas de videovigilancia, así como la futura implementación de drones.