Esta semana ha estallado la guerra interna en el Partido Popular, quizás sea el principio de algo… o quizás el final.

La presidenta de la Comunidad de Madrid,
Esperanza Aguirre, quiere controlar Caja Madrid colocando como presidente de la entidad a
Ignacio González. Para el líder del Partido Popular,
Mariano Rajoy, el candidato a ocupar ese puesto debería ser
Rodrigo Rato, alguien con más reputación y prestigio dentro y fuera del panorama nacional. Rajoy no quiere de ninguna manera a Ignacio González, y Esperanza Aguirre se niega a admitir a Rato como presidente.
Hay quien dice que tras destaparse el
caso Gürtel, que obligó a dimitir al Consejero de Deportes,
Alberto López Viejo, Esperanza Aguirre busca la manera de hacer una remodelación en su Gobierno para quitarse de en medio a su
problemático vicepresidente (colocándolo en Caja Madrid), y poner en su lugar al Consejero de Sanidad,
Juan José Güemes. Pudiera ser.
En plena guerra abierta por el control de Caja Madrid, el pasado lunes el vicealcalde de Madrid,
Manuel Cobo, realizaba unas declaraciones contra Esperanza Aguirre y su equipo de Gobierno en el diario
El País que para muchos fueron demasiado duras e improcedentes (seguramente muchos de los que hablan sobre ellas, ni siquiera las han leído y se han quedado con cuatro frases más o menos malintencionadas).