José Marcos / Bruno García Gallo para elpais.com
La Casa de la Duquesa de Sueca, en el número 2 de la plaza del Duque de Alba, se cae a trozos, y parte de esos trozos están cayendo sobre un patio del instituto San Isidro. El edificio, a pocos pasos de la plaza Mayor, pertenece al Ayuntamiento, pero está varado en un formidable litigio judicial desde hace seis años, y permanece abandonado desde que fuera expropiado hace 15 años. En ese tiempo, el Ayuntamiento no ha evitado su progresiva ruina. Se ha limitado a colocar vallas, como las que puso días antes de Semana Santa, que parten por la mitad la cancha de baloncesto del instituto para evitar que los cascotes causen víctimas. “Da igual que hayan puesto esas vallas, hay un hueco por un lateral por el que los chicos se meten para recoger las pelotas que se les cuelan. ¿Y si justo en ese momento les cae algo en la cabeza? Podría haber heridos... O algo más grave”, denuncia el padre de uno de los mil alumnos del San Isidro.

“La imagen que se traslada no es precisamente la que se espera del centro educativo más antiguo de Madrid, heredero del saber de los Estudios de la Villa fundados en 1346, del Colegio Imperial de 1603 y de los Reales Estudios de dos décadas después... Por nuestras aulas han pasado el mismísimo Rey Juan Carlos I, y antes que él Camilo José Cela, Gregorio Marañón, Pío Baroja, Jacinto Benavente, Juan de la Cierva, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo... ¿Qué dirían si un palacete amenazara con derrumbarse encima de sus cabezas?”, se lamenta un empleado. “Este curso coincide con la novena edición de los campeonatos escolares regionales, en su momento uno de los planes estrellas de Esperanza Aguirre cuando era presidenta de la Comunidad, y resulta que nuestros equipos no pueden competir... ¡Si hace cinco años se gastaron un millón de euros en el campo de basket! La desilusión de los chicos es enorme, como no pueden participar en los torneos están eliminados de antemano”, añade a la sombra del edificio gris que asoma amenazante.
La Casa de la Duquesa de Sueca, en el número 2 de la plaza del Duque de Alba, se cae a trozos, y parte de esos trozos están cayendo sobre un patio del instituto San Isidro. El edificio, a pocos pasos de la plaza Mayor, pertenece al Ayuntamiento, pero está varado en un formidable litigio judicial desde hace seis años, y permanece abandonado desde que fuera expropiado hace 15 años. En ese tiempo, el Ayuntamiento no ha evitado su progresiva ruina. Se ha limitado a colocar vallas, como las que puso días antes de Semana Santa, que parten por la mitad la cancha de baloncesto del instituto para evitar que los cascotes causen víctimas. “Da igual que hayan puesto esas vallas, hay un hueco por un lateral por el que los chicos se meten para recoger las pelotas que se les cuelan. ¿Y si justo en ese momento les cae algo en la cabeza? Podría haber heridos... O algo más grave”, denuncia el padre de uno de los mil alumnos del San Isidro.
“La imagen que se traslada no es precisamente la que se espera del centro educativo más antiguo de Madrid, heredero del saber de los Estudios de la Villa fundados en 1346, del Colegio Imperial de 1603 y de los Reales Estudios de dos décadas después... Por nuestras aulas han pasado el mismísimo Rey Juan Carlos I, y antes que él Camilo José Cela, Gregorio Marañón, Pío Baroja, Jacinto Benavente, Juan de la Cierva, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo... ¿Qué dirían si un palacete amenazara con derrumbarse encima de sus cabezas?”, se lamenta un empleado. “Este curso coincide con la novena edición de los campeonatos escolares regionales, en su momento uno de los planes estrellas de Esperanza Aguirre cuando era presidenta de la Comunidad, y resulta que nuestros equipos no pueden competir... ¡Si hace cinco años se gastaron un millón de euros en el campo de basket! La desilusión de los chicos es enorme, como no pueden participar en los torneos están eliminados de antemano”, añade a la sombra del edificio gris que asoma amenazante.