Y no sólo en el físico. En las cárceles cuentan las leyendas -y no es cuento- que los violadores son considerados la chusma entre la chusma. Sebastián decidió utilizar en campaña los affaires amorosos de Gallardón, novedad en la Expain, como si esto fueran los tiempos medievales, la época de la mujer del César o la américa más profunda donde una mamada de la Lewinsky te hace dimitir. Eso le ha costado ya no la enemistad de la propia federación socialista - pues ya la atesoraba- sino de buena parte de su partido.
Ulrich Sebastián de seguro no mutará como el protagonista de la película ni aún cuando escuchara las más dulces sinfonías de este mundo, pero a este paso donde ya no le quiere nadie, fijo acaba abriendo cartas al vapor en algún oscuro sótano, ya sea de Intermoney o La Moncloa.
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