Debía estar listo este año
"Aquí estamos como los salvajes, aislados y solos". María Quirós, que se protege a duras penas del frío con un plumas enorme, lo dice con retintín. "¿Qué cómo me muevo?". Risa torcida. "Fatal, chica, fatal". María, de 57 años, se mudó hace dos años a la urbanización de El Pinar, en Navalcarnero (23.115 habitantes). No tiene coche para salir del barrio. Pasea más sola que la una por una de las largas avenidas donde proliferan las casas y chalets con las persianas selladas. El Pinar, a 3,5 kilómetros del centro de Navalcarnero, estaba dibujado en el mapa como uno de los grandes beneficiados de un tren regional mil veces anunciado que, de momento, no llega a ninguna parte.
María echa cuentas. Hace años, "muchos" dice, que oye hablar del tren. La promesa surgió en 2003, poco antes de las elecciones. El Gobierno de Aguirre anunció que un tren ligero comunicaría Navalcarnero con Móstoles y que asumiría las obras ante la "falta de esfuerzo" del Ministerio de Fomento, que es el que gestiona y construye las redes ferroviarias. Prometieron ponerlo en marcha en 2007. No llegó.