El consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Borja Sarasola, ha supervisado la retirada de los restos de una avioneta siniestrada en el Collado de las Guarramillas, en la Bola del Mundo, una actuación incluida dentro del Plan de Extracción de Residuos del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, y que hasta el momento ha retirado ya 30 toneladas de residuos.
El Gobierno regional puso en marcha este Plan hace ahora un año, coincidiendo con la declaración del Parque Nacional al aumentar el nivel de protección del territorio, y principalmente retira los residuos que han quedado en lugares de difícil acceso del entorno de la Cuerda Larga. El Ejecutivo recurre para la recogida a los medios que menos impacto puedan tener en los ecosistemas de montaña en los que se actúa, como sistemas de trasporte tradicionales con animales de carga o incluso helicópteros.
El consejero Sarasola ha afirmado que “la apuesta de la Comunidad de Madrid por la conservación y mejora del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama se ha plasmado, entre otras iniciativas, en este Plan de Extracción de Residuos, caracterizado por una gran complejidad técnica por las dificultades de la orografía y la fragilidad de los ecosistemas del entorno”.
La actuación que ha supervisado Sarasola se ha realizado con medios de bajo impacto, dado la inaccesibilidad y fragilidad del terreno en el que se encontraban las alas de una avioneta siniestrada en 1980, en el entorno del Collado de las Guarramillas, en las proximidades del nacimiento del río Manzanares. Para esta retirada se ha recurrido al uso de mulas de carga, que recorren unos 2 kilómetros salvando un desnivel de unos 130 metros. El peso de ambas alas ronda los 125 kilos.
Los residuos que se retiran del Parque en este Plan van desde escombros, chatarra tecnológica (antenas, planchas metálicas y de fibra de vidrio), restos de construcciones antiguas a residuos sólidos urbanos. El Plan es técnicamente complejo, dado que a la localización de los restos en cotas que rondan o superan los 2.000 metros y a las condiciones topográficas del territorio hay que sumar la inexistencia de pistas y caminos de acceso y la fragilidad del terreno, que obliga a ser extremadamente cuidadosos en la extracción de los residuos y en su transporte. Además, los vientos existentes han dispersado los residuos a lo largo del tiempo, lo que hace necesario cubrir un área mayor para retirarlos por completo.
El ámbito de actuación del Plan de Extracción de Residuos tiene lugar en el entorno de la Cuerda Larga: Alto de Guarramillas (Bola del Mundo), Ventisquero de la Condesa o Cabeza de Hierro Mayor, en los términos de Navacerrada, Manzanares el Real y Rascafría. En todas estas zonas se aborda la retirada de aquellos restos que, debido a la difícil orografía o a la fragilidad ecológica del entorno, no habían podido eliminarse por las labores ordinarias de mantenimiento de este espacio natural.
El Plan ha comenzado sus actuaciones en noviembre de 2013, pocos meses después de la declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, lo que otorga a estas 33.000 hectáreas una mayor protección de sus valores naturales. En aquella ocasión se retiraron 30 toneladas de residuos: 13 de hormigón limpio, 15,4 de residuos de construcción y demolición, 400 kg de chatarra y casi una tonelada de restos de planchas de chapa y fibra de vidrio.
El Gobierno regional puso en marcha este Plan hace ahora un año, coincidiendo con la declaración del Parque Nacional al aumentar el nivel de protección del territorio, y principalmente retira los residuos que han quedado en lugares de difícil acceso del entorno de la Cuerda Larga. El Ejecutivo recurre para la recogida a los medios que menos impacto puedan tener en los ecosistemas de montaña en los que se actúa, como sistemas de trasporte tradicionales con animales de carga o incluso helicópteros.
El consejero Sarasola ha afirmado que “la apuesta de la Comunidad de Madrid por la conservación y mejora del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama se ha plasmado, entre otras iniciativas, en este Plan de Extracción de Residuos, caracterizado por una gran complejidad técnica por las dificultades de la orografía y la fragilidad de los ecosistemas del entorno”.
Uso de mulas de carga en la retirada de residuos
La actuación que ha supervisado Sarasola se ha realizado con medios de bajo impacto, dado la inaccesibilidad y fragilidad del terreno en el que se encontraban las alas de una avioneta siniestrada en 1980, en el entorno del Collado de las Guarramillas, en las proximidades del nacimiento del río Manzanares. Para esta retirada se ha recurrido al uso de mulas de carga, que recorren unos 2 kilómetros salvando un desnivel de unos 130 metros. El peso de ambas alas ronda los 125 kilos.
Los residuos que se retiran del Parque en este Plan van desde escombros, chatarra tecnológica (antenas, planchas metálicas y de fibra de vidrio), restos de construcciones antiguas a residuos sólidos urbanos. El Plan es técnicamente complejo, dado que a la localización de los restos en cotas que rondan o superan los 2.000 metros y a las condiciones topográficas del territorio hay que sumar la inexistencia de pistas y caminos de acceso y la fragilidad del terreno, que obliga a ser extremadamente cuidadosos en la extracción de los residuos y en su transporte. Además, los vientos existentes han dispersado los residuos a lo largo del tiempo, lo que hace necesario cubrir un área mayor para retirarlos por completo.
El ámbito de actuación del Plan de Extracción de Residuos tiene lugar en el entorno de la Cuerda Larga: Alto de Guarramillas (Bola del Mundo), Ventisquero de la Condesa o Cabeza de Hierro Mayor, en los términos de Navacerrada, Manzanares el Real y Rascafría. En todas estas zonas se aborda la retirada de aquellos restos que, debido a la difícil orografía o a la fragilidad ecológica del entorno, no habían podido eliminarse por las labores ordinarias de mantenimiento de este espacio natural.
El Plan ha comenzado sus actuaciones en noviembre de 2013, pocos meses después de la declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, lo que otorga a estas 33.000 hectáreas una mayor protección de sus valores naturales. En aquella ocasión se retiraron 30 toneladas de residuos: 13 de hormigón limpio, 15,4 de residuos de construcción y demolición, 400 kg de chatarra y casi una tonelada de restos de planchas de chapa y fibra de vidrio.
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