
Durante los dos primeros meses del año más de mil parejas (1.086) han solicitado ayuda para resolver sus conflictos en los
CAF (Centros de Apoyo a las Familias), lo que supone un incremento del 47% respecto al mismo periodo del año pasado.
Esta tendencia creciente del número de conflictos conyugales se ha venido acentuando desde el inicio de la crisis económica. Se constata que el impacto de la crisis no conlleva sólo un empobrecimiento de los hogares sino que afecta también a las relaciones familiares, dando lugar a tensiones y conflictos.
Esta realidad ya había sido investigada por el Área de Familia y Servicios Sociales en un estudio realizado el pasado año 2009, en colaboración con la Universidad Complutense, sobre los conflictos de la vida cotidiana que generan violencia en los hogares. El estudio concluía que
las dificultades económicas afectan en muchas familias a la estabilidad de la pareja ya que, además de influir en los aspectos materiales, lo hace también en las relaciones afectivas y en los estados psicológicos de los miembros de la familia.
Este tipo de problemas se dan en todos los grupos sociales, según se ha observado. En las clases con mayor poder adquisitivo, porque no logran adaptarse a una crisis coyuntural y, en el resto, porque los ingresos disminuyen y no son suficientes.