El consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Borja Sarasola, ha asistido en el embalse de Molino de la Hoz, entre Las Rozas y Galapagar, a la instalación de una isla flotante que mejorará la biodiversidad en el Parque Regional. Es una plataforma de unos 40 metros cuadrados que servirá de refugio para aves acuáticas y fauna asociada a estos hábitats. Mejorará también las posibilidades de reproducción de anfibios y reptiles acuáticos.
Del gran número de especies de aves que utilizan el embalse para su alimentación destacan el ánade real, la garza real, el somormujo lavanco, la cuchara común o el cormorán grande. La riqueza medioambiental de la Comunidad se ha convertido en una seña de identidad de la región. Así, más del 50% del territorio se encuentra protegido por razones medioambientales, con hasta 12 ecosistemas diferentes. Madrid concentra hasta el 40% de las especies de fauna y flora catalogadas de toda la península, muchas protegidas y difíciles de ver en otros lugares del mundo.
La instalación de islas flotantes en lagunas proporciona un incremento de la existencia de microhábitats, lo cual acelera el proceso de recolonización natural de un espacio por especies más vulnerables y exigentes ambientalmente. La incorporación al hábitat de estos elementos acelera ese proceso de diversificación de especies, las cuales a su vez previenen la ocupación del espacio en exclusiva por las especies pioneras, entre las cuales muchas veces se incluyen incluso algunas exóticas.
Los trabajos desarrollados por la Comunidad para mejorar estos ecosistemas, con una inversión de 1,3 millones desde 2007, han incluido tratamientos selvícolas y de limpieza, plantaciones de ribera, estabilización de márgenes y taludes, eliminación de residuos en los 280 kilómetros de cauces o el control de especies exóticas invasoras, actuaciones que se han complementado con una red de 37 estaciones de muestreo en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas para realizar un seguimiento continuo de la calidad físico-química del agua.
Los técnicos han inventariado además 247 charcas y complejos lagunares para asegurar su conservación, de forma que sea posible mantener y mejorar las poblaciones de anfibios. Las condiciones propias de los ecosistemas de ribera, a medio camino entre el medio acuático y el terrestre, propician el desarrollo de una gran biodiversidad con comunidades vegetales singulares y su fauna asociada. Además, su correcta gestión resulta vital para mantener el equilibrio ecológico del medio.
Del gran número de especies de aves que utilizan el embalse para su alimentación destacan el ánade real, la garza real, el somormujo lavanco, la cuchara común o el cormorán grande. La riqueza medioambiental de la Comunidad se ha convertido en una seña de identidad de la región. Así, más del 50% del territorio se encuentra protegido por razones medioambientales, con hasta 12 ecosistemas diferentes. Madrid concentra hasta el 40% de las especies de fauna y flora catalogadas de toda la península, muchas protegidas y difíciles de ver en otros lugares del mundo.
La instalación de islas flotantes en lagunas proporciona un incremento de la existencia de microhábitats, lo cual acelera el proceso de recolonización natural de un espacio por especies más vulnerables y exigentes ambientalmente. La incorporación al hábitat de estos elementos acelera ese proceso de diversificación de especies, las cuales a su vez previenen la ocupación del espacio en exclusiva por las especies pioneras, entre las cuales muchas veces se incluyen incluso algunas exóticas.
Los trabajos desarrollados por la Comunidad para mejorar estos ecosistemas, con una inversión de 1,3 millones desde 2007, han incluido tratamientos selvícolas y de limpieza, plantaciones de ribera, estabilización de márgenes y taludes, eliminación de residuos en los 280 kilómetros de cauces o el control de especies exóticas invasoras, actuaciones que se han complementado con una red de 37 estaciones de muestreo en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas para realizar un seguimiento continuo de la calidad físico-química del agua.
Los técnicos han inventariado además 247 charcas y complejos lagunares para asegurar su conservación, de forma que sea posible mantener y mejorar las poblaciones de anfibios. Las condiciones propias de los ecosistemas de ribera, a medio camino entre el medio acuático y el terrestre, propician el desarrollo de una gran biodiversidad con comunidades vegetales singulares y su fauna asociada. Además, su correcta gestión resulta vital para mantener el equilibrio ecológico del medio.
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