"Vecino ejemplar, gran hombre de Estado y de concordia y figura relevante de la vida política y cultural española de la segunda mitad del siglo XX". Con estas palabras la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha referido al que fuera primer Defensor del Pueblo, el profesor Joaquín Ruiz-Giménez, a quien Madrid rinde homenaje con una placa en la casa en la que residió, en la calle de Velázquez.
Madrid y Ruiz Giménez compartían un mismo ADN: "Persona de paz y de diálogo, cordial y reconciliador, un hombre de apertura y de integración. La ciudad que tanto amó ¬-dijo la alcaldesa- le recuerda para siempre con esta placa". Engrandeció la ciudad y ahora la capital reconoce su figura en el Plan Memoria del Ayuntamiento Madrid por su "profunda huella personal y una generosidad sin límites en toda su trayectoria como ministro, abogado, catedrático, embajador, político y, sobre todo, persona tolerante y justa".
Ana Botella no ha escatimado elogios al que fuera un joven miembro de la Corporación Municipal del Madrid que trataba de salir adelante tras la tragedia de la guerra civil. "Ruiz-Giménez soñó y luchó por una España unida desde la diversidad, en la que todos cupiéramos, sin excepción, sin sectarismos. Y nos enseñó la teoría y la práctica de la democracia. Fue un maestro de la vida, que se guió por la nobleza y el respeto al otro. Fue un espejo de la dignidad y la tolerancia".
Ruiz-Giménez en los momentos difíciles tuvo "la grandeza de miras de abrir espacios al encuentro para el diálogo, de sumar y no restar, de caminar con esperanza hacia el futuro sin mirar hacia atrás salvo para aprender de los errores".
Persona versátil, ministro, abogado, catedrático, embajador, político y, sobre todo, "persona tolerante y justa", la figura de Ruiz-Giménez está ligada a la defensa de la infancia. Su labor como presidente del comité español de Unicef, y su compromiso con los refugiados, a través de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, marcaron un camino de avances sin vuelta atrás.
"Hoy Madrid reconoce, al hombre bueno, al luchador que dedicó su vida a difundir valores de respeto por la libertad y por los derechos", concluyó la alcaldesa.
Madrid y Ruiz Giménez compartían un mismo ADN: "Persona de paz y de diálogo, cordial y reconciliador, un hombre de apertura y de integración. La ciudad que tanto amó ¬-dijo la alcaldesa- le recuerda para siempre con esta placa". Engrandeció la ciudad y ahora la capital reconoce su figura en el Plan Memoria del Ayuntamiento Madrid por su "profunda huella personal y una generosidad sin límites en toda su trayectoria como ministro, abogado, catedrático, embajador, político y, sobre todo, persona tolerante y justa".
Ana Botella no ha escatimado elogios al que fuera un joven miembro de la Corporación Municipal del Madrid que trataba de salir adelante tras la tragedia de la guerra civil. "Ruiz-Giménez soñó y luchó por una España unida desde la diversidad, en la que todos cupiéramos, sin excepción, sin sectarismos. Y nos enseñó la teoría y la práctica de la democracia. Fue un maestro de la vida, que se guió por la nobleza y el respeto al otro. Fue un espejo de la dignidad y la tolerancia".
Ruiz-Giménez en los momentos difíciles tuvo "la grandeza de miras de abrir espacios al encuentro para el diálogo, de sumar y no restar, de caminar con esperanza hacia el futuro sin mirar hacia atrás salvo para aprender de los errores".
Solidario con la infancia
Persona versátil, ministro, abogado, catedrático, embajador, político y, sobre todo, "persona tolerante y justa", la figura de Ruiz-Giménez está ligada a la defensa de la infancia. Su labor como presidente del comité español de Unicef, y su compromiso con los refugiados, a través de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, marcaron un camino de avances sin vuelta atrás.
"Hoy Madrid reconoce, al hombre bueno, al luchador que dedicó su vida a difundir valores de respeto por la libertad y por los derechos", concluyó la alcaldesa.
¿Y el AVE que prometió el señor REVILLA?
ResponderEliminarSeguro que el dinero lo tiene Rajoy.
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