Gran éxito de la Cabalgata de Reyes

A pesar del frío, cientos de miles de personas (700.000 según la Policía municipal), recibieron a los Reyes Magos de Oriente, que recorrieron en carrozas las calles del centro de Madrid, en una noche llena de magia e ilusión para los peques, y porqué no, también para sus papás.

La Cabalgata partió a las seis de la tarde, desde el parque del Retiro, cruzó la plaza de Cibeles, subió por la calle de Alcalá, cruzó la Puerta del Sol, atravesó la calle Mayor y subió por Ciudad Rodrigo para finalmente hacer su entrada en la plaza Mayor.


Los Reyes Magos viajaron en sus tres carrozas, engalanadas para la ocasión, acompañados por una majestuosa formación de pajes, jinetes a caballo, dromedarios y músicos africanos, árabes e indios. La cabalgata, precedida por los zancudos, estuvo integrada además por otras 21 carrozas, cuatro bandas de música, un espectáculo teatral, dos escuadrones de caballería y dos camiones antiguos del cuerpo de bomberos. La comitiva real, siempre jaleada por los niños, repartió unas seis toneladas de caramelos y dulces entre ellos, además de lanzar confetis, serpentinas, y globos. En esta ocasión, los Magos de Oriente contaron como embajadores en la Ciudad de Madrid con los concejales Carlos Izquierdo del PP (Melchor), Justo Calcerrada, de IU (Gaspar) y José Manuel Rodríguez, del PSOE (Baltasar).


A su llegada a la Plaza Mayor, pasadas las 20,00 horas, la comitiva fue recibida por el alcalde de la Ciudad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, junto a la concejala de Las Artes, Alicia Moreno, entre el júbilo de los chavales. El Rey Melchor, tras recordar en su discurso el largo viaje que han tenido que realizar para llegar a Madrid, pidió a los niños que se esfuercen por respetar a los demás y ser solidarios, porque, sólo así, se construirá un mundo mejor.

A partir de ese momento dio comienzo el fin de fiesta con el espectáculo de luz y sonido creado especialmente para la Cabalgata de Madrid 2006, "La dodicesima notte: l'Epifania dei Magi", de la compañía Studio Festi.

Acabada la fiesta, en la noche del año más esperada, a Melchor, Gaspar y Baltasar les esperaba la ardua tarea de repartir los regalos a los niños de Madrid… y a los no tan niños.

Espero que se hayan cumplido vuestros deseos y os hayan traído todo lo que esperábais. Yo me conformo, porque al menos no me han traído carbón... ¿será que no me he portado tan mal?