Álvaro de Cortázar para elpais.com
La remodelación del Santiago Bernabéu, el proyecto arquitectónico más importante en la capital para los próximos años, pasa por modificar el nombre al estadio del Real Madrid. El club planea convertir el nuevo estadio en un icono de la ciudad y ha encargado su diseño a cuatro conocidos estudios de arquitectos. Según los cálculos del Real Madrid, el proyecto costaría unos 400 millones de euros. La mayor parte sería financiada por una empresa patrocinadora que añadiría el nombre de su marca al de Santiago Bernabéu.
La práctica de incluir los nombres de empresas es habitual en Estados Unidos. En el baloncesto, por ejemplo, equipos como los Atlanta Hawks o los Denver Nuggets juegan en el Phillips Arena y en el Pepsi Center respectivamente. La tendencia ha llegado al fútbol con el Allianz Arena, el estadio del Bayer de Munich o el Emirates Stadium del Arsenal. En el caso del Real Madrid, el club solo baraja que el patrocinador añada un apellido más en el nombre de Santiago Bernabéu.
La idea es de hace dos años, pero se ha llevado a la mesa ahora, cuando se ha hecho necesario comunicarla a los arquitectos para el diseño del estadio en el que debe incluirse un espacio para el sponsor. Para financiar la construcción del estadio, el club que preside Florentino Pérez también estudia conseguir fondos de los mercados financieros con la emisión de bonos.
La construcción del nuevo estadio del Real Madrid es uno de los asuntos que más preocupan en el club. Hasta ahora, la empresa obtiene sus ingresos, unos 550 millones de euros anuales, con la venta de productos de la marca, los derechos de televisión y los ingresos que genera el estadio. La tendencia es que las dos primeras partidas proporcionen cada vez menos dinero, según explicó en una conferencia Enrique Uriel, director de Tecnología y Sistemas del Real Madrid. En la charla, pronunciada en mayo en la Convención Cisco Connect 2013 y que puede verse en Youtube, Uriel explica que el principal reto es conseguir más ingresos del estadio, una partida que sí puede crecer. “En Estados Unidos, la media de consumo de un espectador dentro del estadio es de más de 10 euros; en nuestro estadio son 0,8 euros”, dice Uriel en su discurso.
Con esa premisa de obtener la máxima rentabilidad económica, al tiempo que se conseguiría un estadio icónico que sirviera también como reclamo turístico para la ciudad, el Real Madrid, pidió ideas el año pasado a varios estudios de arquitectura. El proyecto conjunto del arquitecto navarro Rafael Moneo y los suizos Herzog De Meuron cerraba por completo el estadio. El firmado por Rafael de la Hoz y Norman Foster era acristalado. El realizado por GMT Architekten, y los arquitectos catalanes L-35 y RibasRibas tenía forma de platillo volante. El de la compañía Populous también iba firmado por el estudio de Carlos Lamela, que ya ha realizado remodelaciones del estadio en los noventa.
Las maquetas fueron presentadas a los socios en octubre de 2012, sin embargo, todos los proyectos han tenido que modificarse. El club quería ampliar el lateral de la Castellana con un centro comercial, un hotel con visión directa del campo de fútbol y plazas de aparcamiento subterráneo. Pero los propios estudios del Real Madrid determinaron que el centro comercial que daba a la Castellana no sería rentable a partir de la segunda planta. Fue entonces cuando el club se dirigió nuevamente a los arquitectos para pedirles que rediseñaran sus ideas iniciales pensando en cómo hacer un estadio más rentable.
De alguna forma, el problema acabó siendo el mismo de siempre: cómo relacionar la forma y el contenido. La primera petición del Madrid se centraba en el envoltorio del estadio, mientras que la segunda busca cómo resolver el problema de dar sentido en la fachada de Castellana, la única realmente rentable, a todos los elementos que tienen que encontrar cabida: la grada principal de un estadio deportivo, el hotel, el centro comercial y la interacción con la empresa patrocinadora que añadiría su marca al nombre del expresidente madridista Bernabéu.
“Dotaremos a nuestro estadio de una piel envolvente que sea un hito arquitectónico mundial. El Bernabéu tiene que convertirse en un estadio único, el mejor del mundo y la cumbre del siglo XXI”. Esa es la visión de Florentino Pérez, según sus propias palabras. Su idea ha contado, sin embargo, con la oposición de la Plataforma Cívica Vecinos del Bernabéu, compuesta por unos 800 residentes de la zona. El club consiguió una parcela de 200 metros cuadrados en La Castellana gracias a una cesión del Ayuntamiento. Para ello, el Consistorio aprobó una modificación puntual del Plan General de Madrid en julio de 2012, por el que La Esquina del Bernabéu (ahora comercial) pasaría a ser zona verde (6.858 metros cuadrados de edificabilidad) y esa superficie (5.216 metros cuadrados) se transferiría a la Castellana.
Sin los Juegos Olímpicos, la remodelación del estadio Santiago Bernabéu es considerada por el Ayuntamiento de Madrid como uno de los proyectos de más envergadura en la ciudad, una de las principales fuentes de atracción de visitantes en la capital y una manera de paliar los últimos malos datos del turismo en la ciudad. Si todo sale según los planes del club, en octubre se sabrá cuál es el proyecto ganador y será posible ver cómo será esa parte de la ciudad, aunque sea virtualmente.
La remodelación del Santiago Bernabéu, el proyecto arquitectónico más importante en la capital para los próximos años, pasa por modificar el nombre al estadio del Real Madrid. El club planea convertir el nuevo estadio en un icono de la ciudad y ha encargado su diseño a cuatro conocidos estudios de arquitectos. Según los cálculos del Real Madrid, el proyecto costaría unos 400 millones de euros. La mayor parte sería financiada por una empresa patrocinadora que añadiría el nombre de su marca al de Santiago Bernabéu.
La práctica de incluir los nombres de empresas es habitual en Estados Unidos. En el baloncesto, por ejemplo, equipos como los Atlanta Hawks o los Denver Nuggets juegan en el Phillips Arena y en el Pepsi Center respectivamente. La tendencia ha llegado al fútbol con el Allianz Arena, el estadio del Bayer de Munich o el Emirates Stadium del Arsenal. En el caso del Real Madrid, el club solo baraja que el patrocinador añada un apellido más en el nombre de Santiago Bernabéu.
La idea es de hace dos años, pero se ha llevado a la mesa ahora, cuando se ha hecho necesario comunicarla a los arquitectos para el diseño del estadio en el que debe incluirse un espacio para el sponsor. Para financiar la construcción del estadio, el club que preside Florentino Pérez también estudia conseguir fondos de los mercados financieros con la emisión de bonos.
La construcción del nuevo estadio del Real Madrid es uno de los asuntos que más preocupan en el club. Hasta ahora, la empresa obtiene sus ingresos, unos 550 millones de euros anuales, con la venta de productos de la marca, los derechos de televisión y los ingresos que genera el estadio. La tendencia es que las dos primeras partidas proporcionen cada vez menos dinero, según explicó en una conferencia Enrique Uriel, director de Tecnología y Sistemas del Real Madrid. En la charla, pronunciada en mayo en la Convención Cisco Connect 2013 y que puede verse en Youtube, Uriel explica que el principal reto es conseguir más ingresos del estadio, una partida que sí puede crecer. “En Estados Unidos, la media de consumo de un espectador dentro del estadio es de más de 10 euros; en nuestro estadio son 0,8 euros”, dice Uriel en su discurso.
Con esa premisa de obtener la máxima rentabilidad económica, al tiempo que se conseguiría un estadio icónico que sirviera también como reclamo turístico para la ciudad, el Real Madrid, pidió ideas el año pasado a varios estudios de arquitectura. El proyecto conjunto del arquitecto navarro Rafael Moneo y los suizos Herzog De Meuron cerraba por completo el estadio. El firmado por Rafael de la Hoz y Norman Foster era acristalado. El realizado por GMT Architekten, y los arquitectos catalanes L-35 y RibasRibas tenía forma de platillo volante. El de la compañía Populous también iba firmado por el estudio de Carlos Lamela, que ya ha realizado remodelaciones del estadio en los noventa.
Las maquetas fueron presentadas a los socios en octubre de 2012, sin embargo, todos los proyectos han tenido que modificarse. El club quería ampliar el lateral de la Castellana con un centro comercial, un hotel con visión directa del campo de fútbol y plazas de aparcamiento subterráneo. Pero los propios estudios del Real Madrid determinaron que el centro comercial que daba a la Castellana no sería rentable a partir de la segunda planta. Fue entonces cuando el club se dirigió nuevamente a los arquitectos para pedirles que rediseñaran sus ideas iniciales pensando en cómo hacer un estadio más rentable.
De alguna forma, el problema acabó siendo el mismo de siempre: cómo relacionar la forma y el contenido. La primera petición del Madrid se centraba en el envoltorio del estadio, mientras que la segunda busca cómo resolver el problema de dar sentido en la fachada de Castellana, la única realmente rentable, a todos los elementos que tienen que encontrar cabida: la grada principal de un estadio deportivo, el hotel, el centro comercial y la interacción con la empresa patrocinadora que añadiría su marca al nombre del expresidente madridista Bernabéu.
“Dotaremos a nuestro estadio de una piel envolvente que sea un hito arquitectónico mundial. El Bernabéu tiene que convertirse en un estadio único, el mejor del mundo y la cumbre del siglo XXI”. Esa es la visión de Florentino Pérez, según sus propias palabras. Su idea ha contado, sin embargo, con la oposición de la Plataforma Cívica Vecinos del Bernabéu, compuesta por unos 800 residentes de la zona. El club consiguió una parcela de 200 metros cuadrados en La Castellana gracias a una cesión del Ayuntamiento. Para ello, el Consistorio aprobó una modificación puntual del Plan General de Madrid en julio de 2012, por el que La Esquina del Bernabéu (ahora comercial) pasaría a ser zona verde (6.858 metros cuadrados de edificabilidad) y esa superficie (5.216 metros cuadrados) se transferiría a la Castellana.
Sin los Juegos Olímpicos, la remodelación del estadio Santiago Bernabéu es considerada por el Ayuntamiento de Madrid como uno de los proyectos de más envergadura en la ciudad, una de las principales fuentes de atracción de visitantes en la capital y una manera de paliar los últimos malos datos del turismo en la ciudad. Si todo sale según los planes del club, en octubre se sabrá cuál es el proyecto ganador y será posible ver cómo será esa parte de la ciudad, aunque sea virtualmente.
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