En tiempos duros de agobios económicos, que amenazan la supervivencia de varias salas de teatro madrileñas que incluso están a punto de echar el telón de manera definitiva, el productor Enrique Salaberría y la familia Larrañaga se han arriesgado a abrir dos nuevas salas de teatro en pleno centro de Madrid.
Ambos se han hecho con los cines Luna, en la plaza Soledad Torres Acosta, que ahora se encuentran en fase de rehabilitación. Si estas obras cumplieran con los plazos previstos, mediados de septiembre, podrían empezar a ofrecer funciones desde el comienzo de la próxima temporada.
Las salas, que tendrán un aforo total cercano a las 900 butacas, serán programadas con un sólo criterio que, por otro lado, comparten tanto Salaberría como los Larrañaga.
Enrique Salaberría ya en 2009 intentó reabrir el teatro Albéniz. En en la actualidad gestiona, entre otros teatros, el Compac Gran Vía, el Nuevo Alcalá y el Infanta Isabel. El empresario mantiene una alianza con la familia Larrañaga, que en 2005 se hizo con el teatro Maravillas, en Malasaña.
Los cines Luna llevan años cerrados salvo para la celebración unos maratones de cines de serie B que, aunque tuvieron mucho éxito, no lograron continuidad.
El proyecto de Salaberría y la familia Larrañaga es la materialización de una idea que durante este último año ha barajado Triball, la asociación de comerciantes del Triángulo Ballesta que siempre fue partidaria de la apertura de los cines convertidos en teatros.