jueves, 12 de junio de 2008

Ahí se colgó Santiago Segura: Schweppes

¿Quién no ha paseado por Nueva York aún no habiendo estado nunca allí? Gracias a su cine nos hemos subido a lo alto del Empire State, hemos celebrado la noche vieja en Time Square, hemos ido de compras por la Quinta Avenida, hemos cogido el avión en el aeropuerto JFK, hemos transitado por sus puentes y túneles, conocemos el estadio de los yankees, tomado el Sol en Central Park o un café a su vera, hemos subido a los lujosos rascacielos que lo circundan además de haber trabajado con los agresivos yupies de la zona financiera. Después hemos paseado por Brooklin or Queens intentando resolver un asesinato para transitar hacia Harlem donde nos han desguazado el coche. Podría seguir, y de seguro que a vosotros se os ocurren mil sitios más pero lo dejaremos ahí.



Los europeos siempre hemos acusado a los creadores estadounidenses de realizar cine espectáculo mientras el nuestro es el de las personas, el interior, pero lo cierto es que el paisaje urbano, la sociedad, impregna muchos de sus films. Quizá por eso tenemos mitificadas tantas de sus ciudades y lugares. Es algo que yo echo de menos en nuestro cine, donde pocos realizadores deciden introducir en las películas nuestros iconos, nuestros paisajes, como protagonistas.

¿Es que Madrid por ejemplo no tiene la Gran Vía como escenario de persecuciones, El Prado, Thissen o CARS para protagonizar espectaculares robos de cuadros, el enorme aeropuerto de Barajas como lugar de encuentros o despedidas, el Retiro para una historia de amor, sus barrios marginales para ubicar garajes de ladrones, su Fuencarral y Chueca tan vivos con posibles psicópatas al acecho que ser perseguidos por agentes de la policía, su Ayuntamiento o sede de la Comunidad con posibles tramas de corrupción, su enorme red de Metro en la que unos tarados puedan provocar el caos, sus bancos para ser atracados, las cuatro torres del CTBA donde un joven llegue a lo más alto de esa sociedad individualista, un pirulí donde periodistas ególatras nos cuenten una buena historia? Claro que sí.

Aún así hay ejemplos, unos meritorios, otros no tanto, donde el cine español ha complementado la labor de sus actores y guiones con el paisaje urbano, y me gustaría citarlos de vez en cuando en este blog.

A mí ya me ha pasado dos veces, y de seguro que a alguno de vosotros también. Un amigo que medio excitado me decía "anda, ¿de ahí es de donde se colgó Segura en el Día de la Bestia?" Sí amigo, bienvenido a Madrid. Lugares como el edificio Capitol ya forman parte del imaginario popular de aquí y fuera, y suponen un valor añadido para nuestra imagen, y turismo, claro.

En el día de la Bestia (Alex de la Iglesia) pudimos ver a las Torres Kio como lugar elegido para el advenimiento del anti Cristo, las pensiones de baja estofa del centro de la capital, o con una irrespirable atmósfera apocalíptica nuestra dulce y madrileña Navidad convertida en un baño de sangre. Culminando todo ello con la mítica escena donde Segura, "Jose Mari, de Carabanchel", un sacerdote entregado a impedir el fin del mundo y Cavan, un gurú-adivino de la televisión huyen despavoridos después de invocar al demonio y lo hacen a través del rótulo que preside una de las vistas de Callao llegando a estar suspendidos de él cuando Segura drogado decide lanzarse al vacío.






Trailer:



Te podrá gustar más o menos la película, a mí me encantó, pero el caso es que millones de españoles y sudamericanos ya han construido en su imaginario gracias a estas secuencias una determinada imagen de Madrid.



¿Os animáis a sugerirme más películas que citar?

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