lunes, 22 de diciembre de 2008

Los "viajes de agua" de Madrid

Durante esta travesía que venimos realizando por la ciudad del agua que es Madrid quizá cueste licuar en un sólo post para blog lo que son los "viajes de agua"que abastecían la capital y encima no aburrir al personal con un escrito demasiado denso. Tanto, quizá, como pensar que en épocas de sequía el Canal de Isabel II es capaz de extraer de los acuíferos sobre los que está asentada Madrid ingentes cantidades de agua si los pantanos andan sedientos, pero, durante 10 siglos no existían ni las técnicas actuales, ni por supuesto, los embalses que abastecen la ciudad.



A mediados del siglo XIX es cuando comenzaron a construirse las primeras presas, como la de Pontón de la Oliva o Villar de 1873. Hasta entonces, y desde el siglo VIII, se puede decir que la ciudad bebía principalmente de la M30 y el actual distrito de Fuencarral, o fuente de los carreteros. Si bien los asentamientos primigenios -visigodos- en torno al viaducto de Segovia podían sobrevivir de esos arroyos como el de San Pedro que hemos comentado antes, pronto la ciudad comenzó su expansión, sobre todo con el asentamiento musulmán del siglo VIII y eso hizo que los ingenieros "infieles" implementaran los qanats, desarrollo de estructuras persas y romanas, que los mozárabes denominaron via aquae y más tarde "viajes de agua", que es a lo que vamos.





Capatación del agua

Aprovechando las especiales condiciones del suelo exterior a la Villa se construyeron pozos en las denominadas zonas de captación que drenaban el agua de las arenas y lluvia para valiéndose de un desnivel por ser tierras más altas llegar hasta el corazón de "Matrice" y surtir de agua a las cientos de fuentes. No hablamos de tuberías, aunque también de barro las hubo, sino hasta 124 kilómetros de túneles en el siglo XIX, con pequeños bordillos para el tránsito y a veces de 70 cm de ancho y metro y pico de alto, lo justo para que los obreros o todo el personal a cargo del Maestro mayor de Fuentes o el Fontanero mayor llevaran a cabo las tareas de mantenimiento y vigilancia. Hasta un 14 % de las cavidades excavadas pudieron ser utilizadas sin más, el resto eran túneles abovedados de ladrillo para impedir los derrumbes o la filtración.



Conducción del agua

En orden lineal y sucesivo se construían los "pozos de aireación" para el acceso a la infraestructura. Algunos de ellos ornamentados, otros disponían en su entrada de "capirotes" de granito en forma piramidal como el que queda hoy en la Dehesa de la Villa -disculpad pero no lo he encontrado en internet, ya tenéis trabajo los ciclistas, una foto por favor ;) - Por tramos, y siempre manteniendo el desnivel para conducir el agua, también encontramos las "arcas", depósitos de agua que servían para purificar el agua acumulando los detritos, y de acceso para las personalidades de la época musulmana y cristiana que podían permitírselo, pues en época estival eran verdaderas neveras.


Img sat de 2005 con la yuxtaposición de los viajes de agua

Distribución en la villa

A la entrada de la Villa hallamos las arcas mayores donde se realizaban las mediciones y donde los viajes de agua se subdividían en decenas de ramales, arcas y cambijas en superficie para abastecer todas las fuentes de la ciudad. El acceso al agua, tanto mediante pozos como fuentes, tenía un coste salvo para órdenes militares o conventos, luego la mayoría de la población se abastecía de las fuentes públicas; Todos nos acordamos de esa típica estampa de la mujer con el cántaro o lo que cantaban en la zarzuela...


Fuente de Lavapiés

Y eso ha sido hasta hace bien poco, contándose en hasta 900 el número de aguadores que llevaban el agua de las fuentes a las casas y villas de los más adinerados, estando incluso regulada dicha actividad. El riego también fue contemplado en el uso de las aguas, llegando hasta tal punto la sofisticación que según la calidad de las aguas los diferentes viajes y ramales tenían usos tipificados.


Viajes de agua de la Alcubilla de y de Castellana

Los viajes del agua madrileños

La zonas altas, propicias para el descenso del agua estaban al norte y nordeste de la Villa de Madrid, luego de ahí llegaban casi todos los viajes de agua. Los principales fueron:

- Viaje de la Alcubilla: 1399. En su trayecto disponía de 22 arcas de registro y 5 cambijas distribuidores, abasteciendo, entre otros destinos, once fuentes públicas, atendidas por 128 aguadores, además de otras 85 fuentes particulares.

El de la Alcubilla, que partía de la Fuencarral, fue el mayor "via aque" hasta el traslado de la capital del reino a Madrid. A partir de ese momento y debido al consiguiente y considerable incremento de población de la ciudad es cuando se tuvo que realizar el mayor esfuerzo en la construcción de estas infraestructuras:

- Viaje del Abroñigal Alto: 1614. 23 arcas y 2 cambijas. Abastecía a 9 fuentes públicas atendidas por 217 aguadores , además de 85 fuentes particulares.

- Viaje del Abroñigal Bajo: Construido en 1619, como el Alto, nacía del arroyo del mismo nombre, es decir, la actual M-30. Vale, calle 30, je je. Servía a 22 fuentes públicas, atendidas por 394 aguadores y a 115 fuentes particulares. Disponía en su itinerario de 37 arcas y 7 cambijas.

- Viaje de la Fuente Castellana: 1612. Disponía de 15 arcas y 7 cambijas, abasteciendo 11 fuentes públicas, atendidas por 147 aguadores y 85 fuentes privadas.

- Viaje de Amaniel: Comienzos del siglo XVII. De uso exclusivamente real, nacía en el cementerio de Fuencarral y atravesaba toda la villa hasta llegar al Alcázar.


Viaje de agua de Amaniel
Img de los Amigos del foro cultural de Madrid


Otros viajes de menor tamaño fueron el viaje de Alto y el Bajo Retiro, el de la Fuente de la Salud, el del Conde de Salinas, el de Retamar, el de San Dámaso o Butarque, el de la Fuente de la Reina.

La complejidad del sistema era tal que por épocas supuso todo un quebradero de cabeza para las autoridades. En muchas ocasiones se producían accesos ilícitos al sistema, en otras construían pozos no autorizados y junto con otras prácticas ocasionaban que junto al crecimiento de la ciudad por momentos se redujera el acceso al agua, sobre todo el siglo XIX. La picaresca también viajaba por los túneles del agua, que atravesaban los recintos de la muralla que cercaba la reducida y encorsetada Madrid, y así en 1735 se presentó toda una batería de propuestas para evitar el contrabando libre de impuestos a través de las galerías.

Ya desde finales del siglo XVIII se buscaban alternativas para el abastecimiento de Madrid, una ciudad que seguía creciendo y que cada vez demandaba más agua y mejores condiciones higiénicas. No fue hasta 1851 que se fundó el Canal de Isabel II y comenzarón los trabajos para traer el recurso a través de él a Madrid desde el río Lozoya. A comienzos del siglo XX todavía se siguieron utilizando parte de las viejas infraestructuras, que hoy están en su práctica totalidad engullidas por las edificaciones, Metro, garajes y túneles.


Las via aquae de este post:

- Fundación Canal
- Los viajes de agua madrileños
- Las trazas de agua al norte de la Villa de Madrid.
- Galerías de captación de agua en la Europa mediterránea

Relacionados en este blog:

- Madrid, capital de arroyos, ciudad de aguas.
- ¿Río Manzanares o Guadarrama?

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