viernes, 8 de octubre de 2021

Restauración del muro oeste del Vivero Municipal de la Casa de Campo, construido en el siglo XVIII

El Ayuntamiento, a través del Área de Medio Ambiente y Movilidad que dirige Borja Carabante, ha finalizado la restauración del muro histórico de la Casa de Campo en el tramo que discurre en paralelo con el paseo de Piñoneros y que delimita el espacio del Vivero Municipal, incluyendo las tres puertas que albergan los 687 metros de tapia restaurada. El importe de adjudicación asciende a 660.500 euros, impuestos incluidos, y ha contado con un plazo de ejecución aproximado de nueve meses.

Los 687 metros de muro, así como las tres puertas históricas que alberga habían perdido piedra sílex, ladrillo de tejar y morteros de cal en más de un 25 % de su superficie, suponiendo un peligro para el conjunto. Como ha explicado el delegado durante su visita al lugar, el monumento del siglo XVIII estaba muy deteriorado, ya que se había producido un importante desplazamiento de los ladrillos que forman parte de la tapia debido, fundamentalmente, a los rebrotes de múltiples árboles (alianto y olmo pumila u olmo se Siberia) que se habían adosado a la pared de manera que habían ido empujándola y comprometían su estabilidad. El muro se había derrumbado en un tramo de unos diez metros y presentaba patologías que ponían en riesgo el resto de su trazado.

Los elementos constructivos que se habían perdido se han repuesto con materiales que tienen las mismas características físicas, químicas y apariencia que los originales. En los tramos donde existe un revoco de cal original se ha aplicado esta solución por su significado histórico y su idoneidad. Los ladrillos nuevos se han fabricado artesanalmente, con cocción en horno de leña para garantizar su parecido a las piezas antiguas. El granito se ha obtenido en canteras próximas a las originales y se ha labrado con medios manuales para facilitar su integración en la tapia.

Descripción de las obras

Durante la actuación, los casi 700 metros lineales de muro y las tres puertas históricas han ido recuperando su estado original gracias a las actuaciones de conservación y sobre todo de restauración.

Se ha realizado el desbroce del terreno, tala y destoconado de más de 50 árboles, picado y demolición controlada de reparaciones realizadas con cemento y adoquines. También se ha procedido a la demolición ordenada de la coronación de muro realizada con cemento gris que estaba muy deteriorada y permitía la entrada de agua al muro. 

Además, se ha llevado a cabo la limpieza de colonizaciones biológicas, grafitis y morteros degradados y se ha consolidado la parte interna de muro mediante inyecciones de lechada de cal en las grietas existentes en los ladrillos.

También se ha fabricado un nuevo tramo de tapia empleando más de 30.000 ladrillos de tejar fabricados artesanalmente a medida y con arcillas entonadas, así como más de 100 m3 de piedra sílex procedente de la recuperación en obra y nuevo suministro, mortero de cal tradicional fabricado en obra a partir del resultado de las analíticas de mortero original para la construcción y rejuntado de los ladrillos.

Con los trabajos, se ha procedido a la formación de una nueva coronación del muro para la correcta evacuación de agua y se han aplicado productos consolidantes, hidrofugantes y antigrafitis.

La restauración de las tres puertas históricas se ha llevado a cabo actuando sobre forja artística, pilares de sillería de granito, portones de madera y tejadillos y se ha contado con el asesoramiento continuo de un equipo arqueológico, preservando durante la actuación la lectura original de los paramentos e identificando las reconstrucciones actuales de consolidación.

Origen del muro

La tapia se remonta al reinado de Fernando VI, aunque fue Carlos III quien decidió vallar completamente el perímetro de la actual Casa de Campo para evitar la entrada de cazadores furtivos en terrenos de la monarquía. Francesco Sabatini fue el arquitecto encargado de la obra que desde 2010 está declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid en la categoría de Sitio Histórico.

El muro, construido con el tradicional aparejo toledano que intercala hiladas de ladrillo de tejar con fajas de piedra de sílex unidos con mortero de cal, tiene una altura variable que ronda los tres metros y una anchura de 57 centímetros.

Los objetivos marcados en su recuperación están basados en criterios de restauración, priorizando el estado de conservación y sin que se vean afectados los paramentos originales, empleando materiales tradicionales y compatibles para la correcta conservación del muro.

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