jueves, 28 de diciembre de 2006

Una no-recomendación: La Manduca de Azagra


Normalmente suelo recomendaros sitios para comer en los que, por experiencia propia merece la pena ir a degustar sus platos, bien sea por relación calidad-precio o por calidad. Hoy voy a hacer todo lo contrario, voy a comentar sobre un restaurante que no me ha gustado nada: La manduca de Azagra.

Este restaurante se encuentra en la calle Sagasta, y se supone que su comida es una fusión entre platos típicos navarros y “nouvelle cousine”. El decorado, pues muy representativo del tipo de local que es: paredes revestidas de bloques de hormigón y los aseos de un enfoscado monocapa coloreado, muy minimalista.

No se si sería por el día que era o qué pero la primera pega que vi es que el salón de fumadores estaba cerrado. Yo fumo, aunque si tengo que no hacerlo lo hago y punto, pero no me parece de recibo en una cena de navidad entre amiguetes que lo que prima es el cachondeo y algo más de vicio de lo que suele ser normal.

A ninguno de la mesa(15 comensales) nos gustó la cena, ni el trato. Un revuelto de setas insulso y escasísimo (como todas las raciones que nos pusieron) arreció las criticas hacia la elección. Siguieron con unos boletus manifiestamente mejorables (y mira que a mi me gustan las setas) y un resto de raciones absolutamente impresentables en cantidad y calidad.

Los segundos, en pleno cachondeo, la verdad es que eran algo más abundantes que las raciones. Yo comí unas cocotxas de bacalao rebozadas que ni fu ni fa, como el resto de los segundos que comieron mis compañeros de mantel: ninguno alabó las bondades de lo que comió.

Lo peor vino a la hora de pagar: acoquinamos más de 50 euros por barba, que os aseguro que hubiese pagado gustoso en cualquier otro restaurante en el que hubiese comido medianamente bien.

No voy a cargar mas las tintas contra el local en cuestión, pero espero que esto sirva de referencia a quien quiera ir a comer por la zona.

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