domingo, 10 de diciembre de 2006

A vueltas con el Camino Schmidt




Desde la gran polémica-coña de la excursión del camino Schmidt, que como los más asiduos a nuestro blog sabréis discurre entre el Puerto de Navacerrada y la localidad de Cercedilla (cuna de nuestra gloria nacional Paquito Fdez-Ochoa), ardía en deseos de ver si realmente era tan exagerado como Gonlor comentaba en su post, la verdad es que intentaré por todos los medios en poner las cosas en su sitio, o liarlas más si cabe.

Ayer intenté liar a Prevost para que se viniera con nosotros, pero se rajó incomprensiblemente después de decir a diestro y siniestro que “quería hacer el camino nevado”. Prevost aduce que está un poco acatarrado, pero posiblemente la realidad sea otra. A Ana_Gr también se lo dije, pero cuando se enteró de que el camino no se podía hacer en tacones, y que encima no había espejos para poner morritos me comentó que fuésemos nosotros y que se lo contásemos.

En fín, que a las 9:30 de la mañana partimos dirección a Cercedilla Angel, Luisma y Rocío, donde dejamos el coche para coger el funicular de las 10:35, el cual nos llevó hasta Navacerrada. Después de subir una cuesta infame que se conoce como la senda Arias, paramos a tomar un café en Dos Castillas, ya que la venta Arias está cerrada por reformas.




Y bueno, en esto que cogimos a eso de las 11:35 el Camino Schmidt, nevado y precioso, pero con una temperatura que hasta los carteles eran ilegibles por el hielo. Uno, que quería saber distancias y tal se llevó su GPS, para que no se pueda decir que miento.

El primer par de kilómetros fueron una delicia, con mucha nieve y poco hielo…el frió la verdad es que se pasó enseguida. Pero llegó un momento en el cual el hielo empezó a hacer bastante incomodo el andar, de hecho incluso tuvimos que rescatar a un senderista que se iba escurriendo por las rocas( si le llegamos a dejar sale en las noticias fijo). Más tarde( yo creía que íbamos a bajar) empezó una cuesta arriba que la verdad no era precisamente floja, que coronaba en un alto con buenas vistas en el cual había un mojón, del cual todavía no he adivinado su significado.














Y a partir de allí nieve, hielo, cuesta abajo y hasta alguno de nosotros acabó en el suelo al resbalarnos (vaya pedazo de leche, Angel, lo que te debe de doler el culo). Paramos en una fuente que hay en el camino a beber agua y a hacernos unas fotillos de recuerdo y seguimos bajando hasta la Fuenfría donde cometimos el error de ir por la carretera en vez de por la calzada (vaya pedazo de vuelta).





Total que a las 2:40 llegamos al coche, que si mal no me salen las cuentas son 4 horitas de trayecto (no “apenas 2 horas” como dijo algún capullo) y 12 kilómetros de sendero hasta la estación de tren, que vamos, si te lo haces en apenas 2 horas o mucho me equivoco, o bates el record del mundo.



De todos modos, es un camino precioso y en primavera-verano no debe de ser muy difícil. A donde no fui es a Casa Cirilo, pero después de la experiencia de mis compañeros, no se por qué me da a mi de que no me he perdido nada.

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