lunes, 14 de julio de 2014

Inaugurados los Jardines de Miguel Ángel Blanco en Chamartín

Es más que un espacio público o que un busto, es “iluminar un ejemplo”. Así ha definido Ana Botella, alcaldesa de Madrid el homenaje que la capital rinde a la figura de Miguel Ángel Blanco, el concejal de Ermua asesinado por ETA hace diecisiete años y que simboliza a todas las víctimas de la violencia terrorista. Con la iniciativa no se pretende, como dijo Botella, “hacer pasado sino presente”, en una clara alusión a los riesgos del olvido. “Cuando las víctimas del terrorismo han sufrido lo irreparable, siempre nos han prevenido frente al mal del olvido”, constató la alcaldesa.

Inaugurados los Jardines de Miguel Ángel Blanco en Chamartín
El homenaje lo rinde una ciudad “víctima ella misma” que quiere honrar de esta forma a todas las víctimas del terrorismo, simbolizadas en el concejal vasco, quien con su asesinato escribió una de las páginas más dolorosas de la historia de este país. Ana Botella ha recordado aquellos terribles días de 1997, cuando Miguel Ángel Blanco fue secuestrado y posteriormente asesinado, y en los que toda España estuvo pendiente del fatal desenlace. Aquellos días “en los que los terroristas mostraron hasta qué punto estaban dispuestos a romper todos los límites de la crueldad”; pero que también mostraron “el ejemplo conmovedor de una familia, la de Miguel Ángel”, y la reacción de la sociedad española “impulsada por un impresionante sentido cívico y solidario”. “Fue una prueba de entereza y dignidad que convocó lo mejor de todos nosotros”.

Siempre vigilantes


Los jardines y el busto, ubicados en la calle de Federico Salmón, en el distrito de Chamartín, son una seña, “un jalón bien visible en esa ruta de la memoria que es, también, la ruta del sacrificio por la democracia; la ruta de la lucha más valiosa por la convivencia que el terrorismo ha querido hacer destruir”.

Un recordatorio necesario que supone, además, una de las demandas constantes de las víctimas. Ellas piden “que sigamos vigilantes frente al intento de escribir la historia que no fue”, ha señalado la alcaldesa. “Vigilantes frente a la estrategia de la confusión política y moral que quiere borrar lo ocurrido para fundirlo en un relato en el que las víctimas queden sin el reconocimiento que merecen. Vigilantes para que no prevalezcan los que quieren privar a la democracia, al Estado de derecho y a la sociedad española del valor y del mérito acumulado en la lucha contra el terrorismo. Vigilantes frente a la impunidad”.

El busto es obra de la escultora navarra Diana García Roy, autora también del encargado por el Ayuntamiento de Ermua hace cuatro años.

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