El Puente de Toledo conecta la Glorieta de Marqués de Vadillo con la Glorieta de Pirámides, sobre el río Manzanares y la antigua M-30, hoy soterrada. Se ha visto ahogado por el tráfico desde hace más de 30 años, pero gracias al proyecto Madrid Río pasará a estar incluido en el gran parque del Manzanares.
Fue mandado construir por Felipe IV para enlazar Madrid con el camino de Toledo. Proyectado por Juan Gómez de Mora y construido por José Villareal entre 1649 y 1660, el puente ha sido reconstruido en cuatro ocasiones, dos de ellas por sendas crecidas del río Manzanares. La última reconstrucción data de 1715, y es obra de Pedro Ribera.
El puente construido con sillares de granito, se compone de una parte central, formada por nueve arcos de medio punto con sólidos contrafuertes y tambores que se rematan en balconcillos. En esta parte se encuentran dos hornacinas o templetes que contienen las estatuas de los patronos de Madrid, San Isidro y Santa María de la Cabeza, labradas en 1735 por el escultor Juan Ron y complementadas con ornamentos churriguerescos.
A cada lado se extiende una rampa que enlaza con cada una de las orillas, y en el lateral correspondiente a la glorieta de Pirámides se deslizan dos rampas laterales que dan acceso a los antiguos lavaderos y huertas situados en la orilla del río.
(La imagen, y parte del texto, están extraídos de la guía "Puentes Históricos en la Comunidad de Madrid", editada por la Comunidad de Madrid a través de la Consejería de Cultura y Turismo)
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