miércoles, 16 de julio de 2008

Viaducto de Segovia, en Madrid

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Aunque este viaducto fue construido en pleno siglo XX, se puede considerar como puente histórico ya que su historia comienza mucho antes.

Varios fueron los proyectos de reforma general de la calle de Bailén, consistente en la creación de una gran avenida que uniese los conjuntos monumentales del Palacio Real y de la Basílica de San Francisco el Grande, siguiendo una orientación norte-sur.

El primer plan urbanístico heredaba un viejo proyecto del año 1736, concebido por Juan Bautista Sachetti, uno de los arquitectos del Palacio Real, que no pudo ser ejecutado. Durante el reinado de José I (1808-1813), se retomó la idea, a partir de un diseño del arquitecto real Silvestre Pérez, que tampoco pudo materializarse, por falta de recursos.

Finalmente se puso en marcha el proyecto. La remodelación del viario implicó el derribo de diferentes edificios, entre los cuales se encontraba la Iglesia de Santa María de la Almudena, considerada la más antigua de Madrid. Las demoliciones se extendieron hasta 1883.

El viaducto primitivo era de hierro y madera, fue realizado en 1874 por Eugenio Barrón, y derribado en 1932, después de ser objeto de varias obras de consolidación en los años veinte.


El viaducto actual, levantado en hormigón, fue concluido en el año 1934 y se debe a los arquitectos Ferrero, Aracil y Aldaz, ganadores del concurso convocado por el gobierno de la Segunda República en los años 1931 y 1932. Aunque hubo que reconstruirlo en 1942 ante el estado de deterioro que mostraba por los daños sufridos durante la Guerra Civil española.


El viaducto fue restaurado entre 1977 y 1978, tras plantearse la posibilidad de derruirlo y sustituirlo por uno más moderno. Finalmente se optó por mantenerlo. En octubre de 1998, el Ayuntamiento de Madrid instaló diferentes pantallas transparentes de seguridad junto a las barandillas del viaducto, con el fin de evitar los suicidios que venían sucediéndose.


El Viaducto de Segovia salva un desnivel de 23 m, en su altura máxima. Se trata de una obra racionalista, formada por tres bóvedas de 35 m de luz y cuatro nervios. Está construido en hormigón armado pulido, si bien la base de los pilares aparece recubierta con sillares de granito.

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