El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas conmemora el 50 aniversario de la Terminal 2, que entró en servicio el 9 de diciembre de 1964 con la denominación de Terminal Nacional, al ser precisamente ese el tráfico al que estaba dirigido. El vuelo IB-302 de Iberia, un Caravelle que despegó a las 8:06 horas con destino a Barcelona con 75 personas a bordo, fue el primero en ser operado desde las nuevas instalaciones del entonces Aeropuerto de Barajas, bajo la jefatura del coronel Felipe Alonso Román, máximo responsable del aeropuerto de marzo de 1963 a marzo de 1975.
A las seis de la mañana, la víspera de la patrona de la Aviación, la Virgen de Loreto, justo hace ahora 50 años, se abrieron las puertas de unas instalaciones que se habían empezado a realizar 10 años antes, en 1954, y cuyo importe alcanzó la cifra de 320 millones de pesetas. Tras una década de obras y mejoras, las previsiones en base a las que se inició el proyecto se habían visto ampliamente superadas por la rápida evolución del tráfico aéreo mundial, y también nacional, durante la última mitad de la década de los 50 y la primera de los 60, aunque según destacaron las informaciones de esos días, incluyendo el NoDo del 21 de diciembre de 1964, la espera había merecido la pena.
Se trataba de unas instalaciones “espléndidas, fulgurantes de iluminación”, con el suelo y las paredes de mármol y más de 66.500 m2 de superficie edificada, que contenían cinco bares, tres restaurantes y una cantina. Además, como recogía la página 59 del ABC del 10 de diciembre de 1964, en su edición de Andalucía, las nuevas instalaciones del Aeropuerto de Barajas “todas ellas con aire acondicionado, disponen de una sala comercial, con varias tiendas, farmacia, administración de lotería, peluquería de señoras y caballeros, y una guardería infantil”. Y añadía: “las terrazas tienen una superficie de 400 metros cuadrados, y desde ellas se tiene una visión completa de las pistas”.
La amplitud del nuevo edificio terminal, en comparación con las limitaciones del anterior enclave, que fue posteriormente demolido para ampliar en 200 metros más la anchura del nuevo, pasando así a medir 300 metros las dos alas del aeropuerto, fue otro de los aspectos más destacados. “De la amplitud del nuevo edificio da idea el hecho de que actualmente se producen 150 movimientos diarios de aviones, y su capacidad es para más de 800; que el movimiento de pasajeros habido en 1963 fue de un millón quinientos mil, y que las posibilidades para el futuro se cifran en tres millones”, explicaba otra de las crónicas de esos días.
Las previsiones, con todo, se vieron pronto ampliamente superadas. Todavía en 1964, el Aeropuerto de Barajas acumuló un total de 1.679.113 pasajeros en un total de 45.803 operaciones. En 1965, fecha en la que la denominación oficial del aeropuerto cambio a la de Aeropuerto de Madrid-Barajas, las cifras ya fueron de 2.076.949 pasajeros y 51.175 operaciones. Y en apenas tres años más ya se habían superado los tres millones de pasajeros anuales: 3.090.896 y 68.342 operaciones, en 1968. Para entonces ya estaba a punto de entrar en servicio un nuevo terminal, el de carga, que lo hizo en 1969, dando un poco más de margen de crecimiento a las instalaciones dedicadas al tráfico comercial de pasajeros.
Hasta 1982, con motivo del Mundial de fútbol disputado en España, no llegó la siguiente reforma del Terminal Nacional, a la que sucedió después la de 1997, cuando se inaugura el Dique Terminal Norte y se cambia la denominación de los Terminales a T-1, T-2 y T-3; la de 1999, con la inauguración del Dique Sur; la de 2008, para su modernización tras la puesta en servicio dos años antes de la T4; y la de junio del presente año 2014, con la remodelación necesaria para acoger el nuevo hub de Air Europa y la alianza de aerolíneas Sky Team en las terminales T123, convertidas en una plataforma estratégica para las compañías aéreas que demandan agilidad, confort y seguridad en sus operaciones.
A las seis de la mañana, la víspera de la patrona de la Aviación, la Virgen de Loreto, justo hace ahora 50 años, se abrieron las puertas de unas instalaciones que se habían empezado a realizar 10 años antes, en 1954, y cuyo importe alcanzó la cifra de 320 millones de pesetas. Tras una década de obras y mejoras, las previsiones en base a las que se inició el proyecto se habían visto ampliamente superadas por la rápida evolución del tráfico aéreo mundial, y también nacional, durante la última mitad de la década de los 50 y la primera de los 60, aunque según destacaron las informaciones de esos días, incluyendo el NoDo del 21 de diciembre de 1964, la espera había merecido la pena.
Se trataba de unas instalaciones “espléndidas, fulgurantes de iluminación”, con el suelo y las paredes de mármol y más de 66.500 m2 de superficie edificada, que contenían cinco bares, tres restaurantes y una cantina. Además, como recogía la página 59 del ABC del 10 de diciembre de 1964, en su edición de Andalucía, las nuevas instalaciones del Aeropuerto de Barajas “todas ellas con aire acondicionado, disponen de una sala comercial, con varias tiendas, farmacia, administración de lotería, peluquería de señoras y caballeros, y una guardería infantil”. Y añadía: “las terrazas tienen una superficie de 400 metros cuadrados, y desde ellas se tiene una visión completa de las pistas”.
150 movimientos al día
La amplitud del nuevo edificio terminal, en comparación con las limitaciones del anterior enclave, que fue posteriormente demolido para ampliar en 200 metros más la anchura del nuevo, pasando así a medir 300 metros las dos alas del aeropuerto, fue otro de los aspectos más destacados. “De la amplitud del nuevo edificio da idea el hecho de que actualmente se producen 150 movimientos diarios de aviones, y su capacidad es para más de 800; que el movimiento de pasajeros habido en 1963 fue de un millón quinientos mil, y que las posibilidades para el futuro se cifran en tres millones”, explicaba otra de las crónicas de esos días.
Las previsiones, con todo, se vieron pronto ampliamente superadas. Todavía en 1964, el Aeropuerto de Barajas acumuló un total de 1.679.113 pasajeros en un total de 45.803 operaciones. En 1965, fecha en la que la denominación oficial del aeropuerto cambio a la de Aeropuerto de Madrid-Barajas, las cifras ya fueron de 2.076.949 pasajeros y 51.175 operaciones. Y en apenas tres años más ya se habían superado los tres millones de pasajeros anuales: 3.090.896 y 68.342 operaciones, en 1968. Para entonces ya estaba a punto de entrar en servicio un nuevo terminal, el de carga, que lo hizo en 1969, dando un poco más de margen de crecimiento a las instalaciones dedicadas al tráfico comercial de pasajeros.
Hasta 1982, con motivo del Mundial de fútbol disputado en España, no llegó la siguiente reforma del Terminal Nacional, a la que sucedió después la de 1997, cuando se inaugura el Dique Terminal Norte y se cambia la denominación de los Terminales a T-1, T-2 y T-3; la de 1999, con la inauguración del Dique Sur; la de 2008, para su modernización tras la puesta en servicio dos años antes de la T4; y la de junio del presente año 2014, con la remodelación necesaria para acoger el nuevo hub de Air Europa y la alianza de aerolíneas Sky Team en las terminales T123, convertidas en una plataforma estratégica para las compañías aéreas que demandan agilidad, confort y seguridad en sus operaciones.
No hay comentarios :
Publicar un comentario