jueves, 25 de enero de 2007

VER para CREER

Llevo casi toda la noche pensando si debía escribir o no escribir este post.

Al final he decidido escribirlo aun a pesar de que me llamen necio.

Unos eligen entre la amistad y Gallardón, otros entendemos que el respeto de la libertad de expresión no debe estar enfrentado a la amistad, sobre todo, cuando que yo sepa nadie es pariente de ese político o depende económicamente de ese político.

No comparto para nada la visión idílica que de puertas para fuera, se mantiene en este blog sobre la gestión de Gallardón. Y tengo todo mi derecho a decirlo, a manifestarlo. Todas las horas que me ha pasado currando para este blog merecen que yo pueda expresar la opinión que me de la gana. Además que yo sepa continúa vigente el artículo 20 de la Constitución.

Llevo tres años y medio, como muchos madrileños (soy madrileño, aunque viva en Torrelodones, paso doce horas al día en Madrid, me recorro Madrid de cabo a rabo con mi moto, vamos se de lo que hablo), sufriendo atascos interminables, soportando la subida de impuestos y viendo como el actual Alcalde gasta el dinero de los impuestos en verdaderas chorradas. Fue una gran alegría recibir el recibo a pagar del IBI mientras se celebraba algo que llamaban la “Noche en Blanco”.

Tengo la suficiente edad para haber conocido la gestión de los siguientes alcaldes: Tierno, Barranco, Agustín Rodríguez Sahún, Álvarez del Manzano y Gallardón.

De Tierno únicamente recuerdo eso de “A colocarse y al loro” que tanto daño hizo a tantas personas de mi generación (amigos íntimos incluidos).

De Barranco solo recuerdo su barba. No consigo recordar que hiciera algo positivo para Madrid.

Con Agustín Rodríguez Sahagún comenzaron a construirse los túneles, obra que continúo el que para mi conocimiento ha sido el mejor Alcalde de Madrid, D. José María Álvarez del Manzano.

A pesar de las obras que se realizaban en tiempos de Agustín Rodríguez Sahagún y de José María Álvarez del Manzano no recuerdo una ciudad al borde del colapso como Galladón ha mantenido Madrid, ni una ciudad adeudada por una obra (y muchas más obras) que únicamente se justifica con una gran cantidad de propaganda (llamar Calle 30 a una carretera muy parecida a una autopista no se le hubiera ocurrido ni al mismo Goebbels) y poco más, pues después de sufrir en mis carnes numerosas obras en la Nacional VI, que supuestamente iban a solucionar por siglos de los siglos el atasco permanente de esa vía, no veo que esa carretera sea el parangón de la fluidez. Más bien al contrario.

Con los políticos y más con Gallardón (que en numerosas ocasiones ha menospreciado a la base que le vota) soy de la opinión: VER para CREER, sobre todo cuando me estoy enterando que la obra de la M-30 va a suponer al final un coste parecido A LA AMPLIACIÓN DEL CANAL DE PANAMA.

Vamos, que yo, no me callo ni bajo el agua ...

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