El Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid reúne desde diciembre los restos de los 94 cadáveres hallados en noviembre de 2017 en el edificio de la Sociedad Cervantina, ubicado en la calle Atocha, en Madrid. Los cuerpos fueron hallados durante la actuación arqueológica de emergencia llevada a cabo durante las obras de rehabilitación y construcción de un teatro por dicha sociedad.
Tras el hallazgo, la Comunidad de Madrid ordenó la exhumación de los restos y la elaboración de un análisis antropológico por la Unidad de Antropología Física de la Universidad Autónoma de Madrid.
A continuación, los restos fueron trasladados al Museo Arqueológico Regional para su estudio y catalogación, tal y como ordena la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad. El consejero de Cultura, Turismo y Deportes, Jaime de los Santos, ha visitado hoy el citado museo, ubicado en Alcalá de Henares, y ha destacado “la importancia de conservar el patrimonio y dar a conocer nuestra historia”. En el desempeño de esa “labor crucial”, De los Santos ha destacado el trabajo de la Dirección General de Patrimonio Cultural, que dirige Paloma Sobrini, y de los responsables del Museo Arqueológico Regional, con Enrique Baquedano a la cabeza.
De acuerdo con el informe antropológico, en la Sociedad Cervantina se hallaron 2.219 restos óseos humanos, entre los que se identificaron 94 individuos, de los cuales 73 son adultos, 18 menores y tres cuerpos de bebés, que en el momento del deceso todavía no habían nacido.
Muerte violenta
Los restos podrían proceder del Hospital de los Desamparados, fundado en 1592, institución que a inicios del siglo XVII adquirió los suelos colindantes en los que se construyó la iglesia y la sacristía del hospital. Hasta el siglo XIX los suelos de las iglesias se solían dedicar a la inhumación de personas, una costumbre que en este caso, se inició en 1624. Se estima que los restos hallados podrían datarse entre esa fecha y 1808.
Respecto a la causa de la muerte, hay que destacar que se describen lesiones craneales tanto en la zona frontal como parietal, lesiones que podrían haberse producido en enfrentamientos violentos. Según los expertos, las lesiones habrían sido producidas por armas blancas, tipo machete, espadas, sables y hachas. El resto habrían sido realizadas por objetos romos, tipo bastón o porra. También se halló una persona con una herida de metralla.
Una parte importante de los daños y heridas dejaron huella en los huesos estudiados y fueron efectuados desde altura, en su mayoría en la cabeza, presentando cortes de gran contundencia. Según los técnicos, estas evidencias hablarían de la posibilidad de que las muertes hubieran sido violentas y producidas por cargas de caballería.
Falta de higiene
Fuente: ABC
Según el estudio, la higiene y cuidado oral y dental del grupo humano encontrado era muy deficiente, acorde con lo esperado para una población de esa época. Los restos de las mandíbulas y maxilares presentan patologías infecciosas, desgastes muy importantes, pérdidas de piezas y gran cantidad de sarro.
Asimismo, la mayoría de los individuos adultos enterrados en este osario presentan artrosis en las articulaciones, patología relacionada con la edad y con la actividad física, que debió ser exigente desde edad temprana.
Además, entre los adultos se detecta al menos 5 casos de sífilis, lo que nos permite describir un momento histórico de auge de Madrid, sede de la Corte y centro político, social, económico y cultural del país, en el que la prostitución y sus consecuencias estarían en crecimiento.
Hechos históricos
Entre 1625 y 1808 hubo varios motines y acontecimientos históricos de este tipo que pudieron haber sido protagonizados por las personas halladas en el osario el pasado noviembre de 2017.
Así, pudo tratarse del Motín de Esquilache, acontecido en marzo de 1766, contra el ministro de Carlos III debido a sus reformas y, sobre todo, a sus subidas de impuestos. En este levantamiento, que incluyó la toma de la casa de las siete chimeneas, residencia del italiano, se produjo una carga de la Guardia Valona, afectando a hombres, pero también a mujeres y niños, que abrían la marcha.
El Motín de Aranjuez, en 1808, enfrentó a la Guardia Valona y la de Corps con la Guardia de Honor de Godoy, con el resultado final del asalto a su palacio. Las revueltas llegaron a la capital, con asalto de casas de Madrid incluidas. Desde marzo hasta el 2 de mayo, con las tropas francesas en las calles, se sucedieron las refriegas callejeras, aunque según los registros, ni el hospital ni la iglesia de los Desamparados recibieron muertos del 2 de Mayo ni de los fusilamientos posteriores.
En 1764 se produjo el Motín de corte, que incluyó cargas de caballería, en las inmediaciones del Palacio del Buen Retiro; en abril de 1699 el Motín de los Gatos o de Oropesa, provocado por el aumento del precio del pan, que se concentró en la madrileña plaza de Santo Domingo.
Por último, en el verano de 1670 tuvo lugar un motín contra la Guardia Chamberga, el cuerpo de guardia del rey, que se saldó con varias cargas de soldados y reyertas con armas blancas desde la Plaza Mayor y por todo el centro de la ciudad.
Ampliación del Museo Arqueológico
El consejero ha aprovechado su visita al Museo Arqueológico Regional para conocer de primera mano el estado de las obras de ampliación de la institución. La obra está cumpliendo los plazos de ejecución, por lo que el nuevo edificio es ya una realidad. Levantada la estructura y su fachada, los trabajos se centran ahora en el interior y en la comunicación con el convento de la Madre de Dios, sede histórica del Museo.
Tras la ampliación, el museo contará con mayores espacios destinados a talleres de restauración y fotografía, la biblioteca y los almacenes. Además, aumentará el espacio expositivo, con una nueva sala de paleontología, y ofrecerá nuevos espacios destinados a actividades culturales y educativas, así como aspectos relacionados con la gestión y el movimiento de piezas, como un muelle de carga y montacargas de mayores dimensiones.
Todas estas incorporaciones se distribuirán en tres plantas y dos sótanos que se abrirán a un nuevo acceso al edificio por la calle Cid de Campeador de Alcalá. El proyecto, con 3.300 metros cuadrados de nueva superficie, cuenta con un presupuesto superior a los 3 millones de euros y el plazo de realización se ha previsto en 24 meses.
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