martes, 27 de octubre de 2015

El otoño y la apatía. La disminución de la luz afecta al estado de ánimo

Con la llegada del otoño, hay que tener en cuenta los cambios que se producen en las personas como respuesta del organismo a los cambios medioambientales (concretamente, disminución de la luz solar y la bajada de las temperaturas) que altera los biorritmos y el ciclo de vigilia-sueño y que puede afectar negativamente a nuestro estado de ánimo.

El otoño y la apatía. La disminución de la luz afecta al estado de ánimo
Los síntomas más frecuentes son falta de interés por realizar actividades que antes nos gustaban, tristeza, apatía, aparición de insomnio o hipersomnia (la necesidad de dormir demasiado), problemas de concentración, irritabilidad, mal humor y, en algunos casos, trastornos de la alimentación.

La principal responsable de esta alteración es la melatonina, una hormona encargada de regular el sueño o la temperatura corporal. La producción de melatonina aumenta con la reducción de la luz solar y este incremento provoca una bajada de serotonina conocida como la hormona de la felicidad. El resultado de mayores niveles de melatonina y menores de serotonina es la aparición de la apatía, el cansancio, la somnolencia o la tristeza.

Si a los factores hormonales unimos los cambios climáticos, como la llegada de la lluvia y el frío, la disminución de las horas solares o la incorporación a la rutina y obligaciones diarias con la consiguiente reducción del contacto personal con amigos y familia, la consecuencia es la aparición de la astenia otoñal.

El otoño y la apatía. La disminución de la luz afecta al estado de ánimo

¿Qué hacer para superar este bajo estado de ánimo?


• Exponerse al sol al menos 10 minutos diarios, preferiblemente a primera hora de la mañana.
• Realizar regularmente algún tipo de ejercicio físico. Nadar, correr, ir al gimnasio o simplemente caminar o subir y bajar escaleras.
• Dormir lo necesario para estar descansado y adaptarnos a las horas de luz solar.
• Seguir una dieta equilibrada aumentando la ingesta de frutas y verduras.
• Buscar tiempo para disfrutar de los amigos y la familia. Planificar algún viaje o excursión adaptada a la nueva estación.

En general, lo normal es que nuestro cuerpo se adapte sin problemas al cambio estacional, dado que en España el cambio de estación es muy gradual (apenas dos o tres minutos menos de luz por día) y esto nos permite adaptarnos casi sin darnos cuenta. No obstante, si nuestro organismo no logra adaptarse en 2 semanas, por intensidad o por impacto significativo en el desempeño de la vida cotidiana, podríamos pensar que existe un problema mayor de fondo. En estos casos, conviene recibir ayuda de un especialista.

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