miércoles, 16 de abril de 2008

Imagen en el verso: del Siglo de Oro al Siglo XX

Otra interesante exposición, esta vez en la Biblioteca nacional (Paseo de la Castellana, Metro Colón) abierta hasta el 18 de Mayo.

Como podéis leer en la misma web de la BN:


Logo de presentación de la exposición "Imagen en el verso".

Esta exposición ofrece una muestra de la larga tradición de las relaciones entre la imagen plástica y el poema, en un aspecto particular: cuando la poesía es en sí misma imagen, con una rica variedad de planteamientos teóricos, de procedimientos artísticos y de resultados. Y para ello hemos reunido una centena de testimonios, dentro de la literatura española en lengua castellana, con alguna necesaria excepción, que recorren esta modalidad de obra poética, habitualmente poco atendida, desde el Barroco hasta la mitad del siglo XX, es decir, desde su implantación como un artificio bien reconocido cultural y literariamente, hasta su recuperación en el marco de la diversidad estética de la modernidad, con una duración de cuatro siglos.

Para hacer patente esta intensa relación de las artes visuales con las formas poéticas, la exposición se ha dividido en tres grandes períodos: I. Del artificio barroco al ingenio del siglo XIX; II. Las vanguardias y los nuevos lenguajes artísticos; III. La posguerra, signos y formas en libertad.

Imagen de "Laberinto a la muerte de Maria Luísa de Borbon" (1689)

I. Del artificio barroco al ingenio del siglo XIX

Las variadas e ingeniosas formas de relación del verso y la imagen en el Barroco y en el siglo XVIII se asociaron frecuentemente a las celebraciones políticas o religiosas. En esta sección se encuentra una nutrida serie de poemas laudatorios o fúnebres, referidos a los reyes, así como otros cuyo objeto es la alabanza de algún santo. Utilizaron una serie de recursos, como, por ejemplo, acrósticos de diversos tipos, desde el que permite una simple lectura vertical, hasta el que desarrolla complejos esquemas en cascada, sol, bandera, como se puede observar aquí. Otras composiciones adoptan la forma de laberintos, asociados a veces a túmulos o a la forma del juego de ajedrez. Y encontramos también representación de algún romance mudo, de notable calidad.
Las muestras de revistas y libros del siglo XIX indican que esta tradición, aunque más oculta y desatendida, no se había perdido completamente.

II. Las vanguardias del siglo XX y los nuevos lenguajes artísticos
Sin embargo, la renovación de las artes, las técnicas y los conceptos estéticos que aportan las vanguardias, en las primeras décadas del siglo XX, permite e impulsa una nueva variedad de formas de relación entre verso e imagen, que sobre todo en el ámbito español, hacia l920, se cifra en el uso del "caligrama" como representación visual del contenido mismo de los versos, a partir del impulso y éxito de Vicente Huidobro. Son muchos los poetas que lo practican, entre ellos algunos de la generación del 27, como Gerardo Diego, Larrea, y, desde luego, los jóvenes ultraístas, con Guillermo de Torre como figura especialmente destacada por la complejidad de sus composiciones. La aportación a la poesía pintada de Rafael Alberti demuestra que hubo continuidad en la idea de integrar la dimensión literaria y la plástica en síntesis que creaba una dimensión artística nueva. Algunas revistas acogen de manera más frecuente estos juegos de inventiva y libertad del lenguaje, con influencia del Futurismo y del Cubismo, tal como se refleja en los diseños gráficos de sus cubiertas.

Imagen de "Pirámides numéricas en honor de Carlos III por su proclamación" (1759)

III. La posguerra, signos y formas en libertad

La literatura española de los años treinta y de la posguerra, marcada por otras preocupaciones sociales o existenciales, no fue muy propicia a estos juegos, aunque a partir de mediados de los años sesenta aflora la oculta corriente vanguardista que no había dejado de fluir, y a ella se acogen poetas ya consagrados en otras tendencias, como Labordeta, Celaya, Pino, etc., así como los que practicaron un arte minoritario, experimental y alejado de las tendencias dominantes, destacadamente Brossa y, con otra técnica, Cirlot.

Pero la aportación fundamental viene ahora de los poetas nacidos a partir de los años treinta, con una variedad e intensidad que no ha dejado de crecer, tanto en la organización de grupos, exposiciones, muestras y manifestaciones de arte en acción, como en la diversidad de los procedimientos, desde el collage a la fotografia manipulada, etc. En esta nueva época se mantienen los modelos consagrados, como el "caligrama", el letrismo, etc., pero aparece también una mayor autonomía de la imagen, como origen desencadenante del poema, a medida que, progresivamente, se introducen nuevas técnicas. La exposición concluye con los autores nacidos hasta 1950. La historia posterior es ya otra historia, merecedora de atención particular.

En un mundo dominado por el uso instrumental de la imagen en los medios de comunicación de masas, esta poesía formal, visual y plástica no renuncia a incorporar aspectos reflexivos y críticos, y a poner de relieve las dudas respecto del lenguaje mismo, con el que se crea y manipula la imagen propia y de la realidad en la conciencia.

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