El pasado 31 de marzo entraron en funcionamiento los nuevos radares de los túneles de la M-30 (mira que me cuesta llamarle Calle 30).
Concebidos como una medida disuasoria para evitar los excesos de velocidad y reducir la siniestralidad, los 16 nuevos radares están colocados en once puntos de los túneles de Calle 30, que se suman a los siete existentes en otras cinco localizaciones en superficie.
Según ha revelado el ayuntamiento, en su primera semana de existencia han generado un total de 10.201 denuncias, lo que representa un 0,2% de los 4.110.624 movimientos registrados bajo esos puntos de control entre el día 31 de marzo, fecha en que entraron en funcionamiento, y el domingo 6 de abril.
En estos primeros siete días, el tramo de velocidad que ha concentrado mayor número de sanciones, el 70%, es el comprendido entre los 79 y los 90 kilómetros/hora. En este caso la penalización económica para el infractor es de 92 euros y no supone pérdida de puntos.
Diez de las denuncias exceden en 60 kilómetros/hora el límite establecido en esta vía, es decir, circular a 130 Km/h. En estos casos sí pueden ser constitutivas de delito por la aplicación del nuevo Código Penal.
El caso más llamativo ha sido el de un conductor sorprendido en el túnel de la avenida de Portugal, en sentido de entrada a la ciudad, circulando a 175 Km/h
La existencia de los radares está perfectamente señalizada para que todos los conductores que circulen por Calle 30 la conozcan y sepan que la velocidad de circulación está siendo controlada. Con este fin, los dispositivos electrónicos están debidamente señalizados tanto en los paneles de la vía como en las proximidades de su ubicación.
Una medida disuasoria para evitar los excesos de velocidad y reducir la siniestralidad... o sólo un sistema recaudatorio más.
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