viernes, 25 de abril de 2008

Un viaje al Madrid de 1808

Desde hoy podemos hacer un viaje al Madrid de hace dos siglos para descubrir cómo vivieron los madrileños la rebelión contra la ocupación francesa, o cómo era la vida cotidiana en una ciudad con poco más de 160.000 habitantes, e incluso visitar los escenarios ya desaparecidos donde transcurrieron los hechos de aquel 2 de mayo de 1808.

Todo ello en una gran exposición, organizada por el Ayuntamiento de Madrid, con motivo del bicentenario del histórico levantamiento, en dos sedes en las que se abordan aspectos diferentes y complementarios.



“Madrid 1808. Ciudad y protagonistas”

Se adentra en la pura crónica de los hechos acontecidos entre marzo y diciembre de 1808 a través de las gentes que poblaban la ciudad y de los protagonistas directos.

En las salas Pedro de Ribera y Juan de Villanueva del Conde Duque (c/ Conde Duque, 9-11), relata a través de 190 obras los hechos más significativos de la contienda vistos desde la perspectiva de la ciudad de Madrid. Recibe a los visitantes una estructura piramidal en cuyo interior se reproducen sonidos que les sumergen en el ambiente de una ciudad en guerra. Así, se accede a las dos salas en las que se “reconstruye” el ambiente del Madrid de 1808 con documentos procedentes de la Biblioteca Histórica de Madrid, la Hemeroteca, El Archivo de Villa y el Museo de Historia de Madrid. Todas las piezas expuestas tienen un carácter testimonial, ya sean las estampas y grabados dieciochescos, la representación de los estamentos sociales, el diario manuscrito de un actor de la villa, la huellas del Motín de Aranjuez grabadas en un abanico, los sucesos del 2 y 3 de mayo recogidos por los pintores y artistas o el deseo de desprestigiar a José Bonaparte y a Napoleón con la campaña difamatoria de los grabados satíricos y los panfletos literarios.



“Guerra y Territorio”

Afronta las consecuencias que la contienda tuvo sobre el desarrollo cartográfico de Madrid.

La Capilla del Museo de Historia (c/ Fuencarral, 78), acoge 90 obras –entre ellas, mapas, grabados y maquetas– a través de las cuales los visitantes pueden conocer cómo era esa relación entre guerra y territorio. Una guerra que causó, en lo urbano, daños irreparables como los que sufrió el Palacio del Buen Retiro. Pero también fue un periodo en el que José Bonaparte promovió la creación de nuevos espacios públicos como la Plaza de Oriente.

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